Por fin me animo a empezar a contar retales del mundo, del mío y del que me rodea. Por varios motivos.
Porque siempre me ha gustado escribir. Lo haga bien o mal, me estimula, ayuda, me enriquece…
Porque
todos y todas tenemos algo que decir. Porque al fondo hay red. (Guiño a
ese mundo de blogueras asturianas que he descubierto hace no mas de un
mes y con las que no dejo de aprender algo nuevo cada día).
Porque
a Martin algún día le gustará conocer un poco más a su madre. Sus
opiniones, sus miedos, sus alegrías, sus contradicciones… Las mías. A mí
me hubiera gustado conocer más a la mía, ella siempre en sus silencios;
a mi padre, esa presencia distante en el recuerdo.
Porque soy observadora del mundo y opinadora de lo próximo y lo lejano; de lo propio y lo ajeno.
Porque
mis intereses son múltiples y variados. Y me gusta leer a otros, a
otras; pero también siento curiosidad por saber que se siente siendo
leída. Comentada.
Porque tengo un punto de vista particular, a veces demagógico, a veces impreciso, difuso... siempre personal... de la situación política, social, económica… y me apetece compartirlo.
Porque
escribir y saberse leída contribuye a eso que llamamos empoderamiento y
que descubrí gracias a Belén Suárez Prieto, de la que me declaro fan
desde ya.
Porque sí.
Porque soy Madre. Mujer. Economista. Trabajadora de lo público.
Compañera. Amiga... Y todo junto da para mucho. Concilio como nadie. Soy
una heroína de lo cotidiano.
Porque
me gusta la palabra y la siento como la mejor manera de expresión, de
comunicación, de confrontación, de entendimiento, de debate y de
encuentro.
A propósito de la palabra. Mi favorita: Libertad.
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