jueves, 29 de mayo de 2014

Edelweis

No es dureza. Es flexibilidad. Y adaptación.

No es valentía. Es adaptación.

No es inconsciencia. Es flexibilidad.

Es querer.

Es sobrevivir. Y supervivir.

Lo veo en las flores silvestres que ponen la nota de color a la montaña, a las dunas de la costa... en la nieve.

Edelweis.
Flor silvestre. Valle de Ardisana. Asturias.

Resisten, sobreviven y crecen más fuertes, con más color, más íntimas y más descaradas. Descarnadas de azotes.

El alma rota que se recompone cada vez con hilos de oro.

Tejida con las agujas de la frágil autoestima que sobrevive al naufragio.

Siempre sobrevive algo. Y ese algo es la semilla de lo que está por venir.

Una historia incompleta de pérdidas.

Por el camino van quedando rastrojos, harapos, objetos inútiles y restos de vísceras...

Siempre lleva algo consigo. Aplica paciencia, pone humor, teje su coraza y sueña con el camino por andar.

Se sabe un poco más fuerte. Edelweis.

Hay futuro. Sobre todo, hay presente. Y color. Y las raíces tejidas con los hilos de oro.

Restos de las pérdidas.

Resiliencia.


jueves, 15 de mayo de 2014

Dejar

Posponer. Dejar que venga pasando el tiempo desde la ausencia.

No pensar. 

Que el tiempo fluya y lo dilapide todo.

Que no queden ni los posos de lo que fue.

Nada. Ni los recuerdos de abrazos y besos.

De los que se fueron. De los que llegaron  sin querer. De los que se detuvieron... y pasaron.

Que fluya y se diluya en otros brazos secos. Olvidadizos. Pétreos.

Que los próximos besos, sus besos, sean los de después y y sepan a óxido y herrumbre. 

Al frío del alma que ya no es.


Y allí, al fondo, la soledad