miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sobre los Presupuestos en Salud

Hace unos días alguien me preguntó cómo asignábamos en España los presupuestos a los servicios sanitarios. No me pareció fácil responder sobre un mensaje, así que lo dejé para un post en este mi blog, en el que todo cabe. Por lo menos todo lo que me interese. Si alguien espera que algún día hable de fútbol para algo más que no sea criticar a los clubes que vaya perdiendo cualquier esperanza. Por ejemplo.

A lo que iba. ¿Cómo se presupuestan los servicios sanitarios? Empezando por lo más macro: El Estado, el gran financiador, asigna parte de lo recaudad vía impuestos, a las Comunidades Autónomas, atendiendo a los criterios establecidos vía LOFCA, Ley Orgánica para la Financiación de las Comunidades Autónomas. Estos ingresos, más los generados directamente por las Comunidades, conforman el monto de disponibilidad para gastar de las administraciones autonómicas.

¿Y en qué lo gastan? En servicios públicos como educación, sanidad, servicios sociales, mantener la estructura de la administración, infraestructuras, justicia, etc. Concretamente, la sanidad es gestionada por la Comunidad Autónoma, en este caso Asturias, desde el 1 de enero de 2002, en que se recibieron las transferencias del Estado. 

Con lo que ya tenemos la respuesta a la primera parte: La Sanidad macro se financia vía impuestos, propios y transferidos del Estado. 

¿Qué parte del presupuesto de la Comunidad Autónoma se asigna a la Sanidad? La que sus señorías de la Junta del Principado decidan. Cada Consejería elabora el presupuesto de su ámbito, atendiendo a criterios como el gasto histórico, nuevos proyectos, las directrices de la Consejería de Hacienda, etc. El presupuesto global se lleva a la Junta, y se aprueba... o no. 

Nuevo Hospital Universitario Central de Asturias

Se apruebe o no, hay presupuesto, si se aprueba tendremos un Presupuesto a futuro. En caso de que no se apruebe tendremos un presupuesto prorrogado. ¿Qué quiere decir? Que se mantienen las partidas para gastos corrientes: personal, bienes y servicios... y, en el caso de las inversiones, solo las que ya estuvieran previstas en ejercicios anteriores como gastos plurianuales, que afectan a más de un ejercicio económico. Resumiendo, no se pueden hacer nuevas inversiones. En los tiempos que corren, en que las inversiones están bajo mínimos, no es el mayor de nuestros problemas.

Seguimos descendiendo. Sanidad ya tiene su presupuesto. ¿Cómo financia al proveedor de servicios, en este caso el SESPA (Servicio de Salud del Principado)? Técnicamente, a través de una transferencia. Formalmente, a través de la compra de servicios materializada en un contrato, sin entidad jurídica, llamado Contrato Programa.

El Contrato Programa establece las líneas estratégicas, objetivos, metas e indicadores que debe de cumplir el Servicio de Salud para el período temporal establecido. Incluyendo aspectos no solo económicos, sino también asistenciales, de calidad, seguridad del paciente, farmacia, efectividad... Realmente la consecución o no de los objetivos no está ni penada ni premiado. Es una declaración de intenciones, un acuerdo entre dos partes. Una forma de expresar en términos no económicos la razón de ser del Servicio de Salud.

El servicio de salud, a su vez, firma acuerdos de gestión con las áreas sanitarias, una traslación del contrato programa a cada una de las 8 áreas geográficas en que se organiza el sistema de salud en la región. Los objetivos se fijan en función de las características de las áreas: población, dispersión, nivel de recursos, infraestructuras, actividad, etc. Con este presupuesto, las áreas tienen que ofertar una cartera de servicios, suficiente para cubrir las necesidades de su territorio, que incluye tanto la Atención Primaria de salud, como la Especializada. Todas tienen un hospital de referencia de nivel, al menos, comarcal.

Finalmente, hay un último nivel, que es el de las Unidades o Áreas de Gestión Clínica. Son servicios, o centros de salud, que se constituyen como gestoras de un presupuesto con la finalidad de cumplir unos objetivos específicos y que, ahora sí, llevan asociados, al menos en teoría, una serie de incentivos en función de su cumplimiento o no.

martes, 12 de noviembre de 2013

Tiatordos: de los tesoros que encontramos de camino

No podía quedar sin su post, el Tiatordos merece esto y más. Un pequeño recuerdo de aquel flechazo que viene de atrás.... de aquella primera vez en el Requexón, en Picos de Europa: ¿qué cumbre es la que se ve allí, la del anfiteatro? Coño, el Tiatordos, ¿no lu conoces?... Pues no, pero me acabo de enamorar... De eso hace... ocho... nueve años. 

Gracies, Amaro. Suya es la foto.
Hasta el sábado, años de morriña, de ganas de subir, de estar allí y de ver los Picos desde el otro lado de la barrera. De asomarme a la gran copa y dejar volar la imaginación. No acompañó el tiempo... pero encontramos tesoros que compensaron la ascensión.

El color y la textura de las hojas en Otoño...


Acebos increíbles...

 No podía faltar algún animal interrumpiendo el camino... ellas, siempre tan elegantes.


La historia natural del bosque en las entrañas de un arrugado tronco, árbol seco.


Espino amarillo... dándole el toque de color a un día gris sobre manto ocre.


Los restos amantes de árboles enlazados en un abrazo infinito.


Un fotógrafo de la National Geographic, que no contabiliza como tesoro, pero no pude evitar ponerlo... érase un hombre a una cámara pegado...


La seronda tumbada sobre la roca caliza. Una alfombra de colores.


Un árbol despistado que se siente vivo en una eterna primavera blanca.


Las primeras nieves sobre el pedreru, el que nunca falta en un buen picu que se precie.


Y la llambria sobre la que sentarse y contemplar la inmensidad. Desde ahí arriba parece que no existiera nada más que el paisaje. Y el silencio. El frío. Y la paz. Montañas infinitas, ocres, marrones y las primeras nieves en las cumbres más altas. Ese momento siempre hace especial la ascensión.

De fondo se escuchaba Stairway to heaven...

jueves, 3 de octubre de 2013

Yo sí soy ama de casa

Estaba leyendo un post escrito por una persona a la que sigo y admiro: Laura Mastellone y sus voladuras y erupciones. Dice en su post que ella no es ama de casa y, como siempre, me hizo pensar: ¿y yo?

Pues yo sí. Técnicamente lo soy: la casa es mía, no del banco, como suele ser habitual. Así que la ama, de momento, soy yo en exclusiva.

Coloquialmente también: me encargo, no sin desgana, de la compra, la lavadora o lavarropa, de la cocina, la limpieza, la plancha, de abrir las ventanas para que corra el viento y de autorizar entradas y salidas en nuestro "humilde" hogar. Entrecomillo humilde porque humilde y hogar, no casan. La explicación la dejo para otro momento.

Ya desde pequeñina, desbordada por la responsabilidad

Me ocupo de la crianza de un pequeño bribonzuelo de 6 años que, a pesar de lo orgullosa que estoy de él por todo lo bueno, resulta que también se comporta como niño al uso: llega a casa con notas de la profe recordándome que podría prestar más atención, podría hacerlo mejor, podría estarse un poco más quieto... y me toca a mí ponerme seria, a pesar de lo mucho que empatizo con él. Porque, aunque parezca mentira, hubo una vez en que yo fui niña y lo que no hablaba en casa, lo hablaba en el cole. Y me aburría muchísimo aprendiendo sintaxis, gramática, ortografía y haciendo dictados. Las mates eran otra cosa... Mucho mejor charlar con la compi de pupitre, o la de delante... Y ahora soy, la ama de nuestra casa, la que le dice: "churumbel, al cole se va a aprender, las risas y los juegos quedan para el recreo, el parque... el resto de tu vida". Con poco éxito. Claro. De eso sabía bastante mi madre: de regañinas infructuosas.

Soy ama de casa sin querer serlo y queriendo serlo. Porque no encontré co-amo que quisiera compartir, porque saber, saben todos. Puede ser porque impone mucho llegar a una casa en la que ya hay una ama y no se aceptan sumisiones. Nos desfallezco, sé que haberlos, haylos. Y oye, algún día igual aparece quien. Y entonces habrá jornada de puertas abiertas y cenitas para dos.

Tanto amo y ama me están trayendo al recuerdo las 50 sombras de Grey. Ese libro infumable, desde el punto de vista literario, tan de ama de casa, según dicen los expertos en márketing. Al margen de lo literario, puede tener su punto... y como contrapunto, Rayuela. Y su Maga, que no es ama ni señora.

Vaya, Laura. Cuánto me has hecho pensar. Gracias. Cualquier estímulo es bueno.



martes, 1 de octubre de 2013

De leones, huevones y mariquitas

Churumbel, este fin de semana te has superado. Llevo un par de días dándole vueltas a cómo transmitirte lo orgullosísima que estoy de ti y no encuentro más palabras que estas: te quiero. 

Por lo que eres. Por tu capacidad para adaptarte. Por las ganas que has puesto para llegar. Por el esfuerzo de olvidar lo cansado que estabas. Por los besitos que le has dado a Calcetines, el perrín de la familia que vive en el refugio de Vegabaño. Por lo rápido que te has metido a nuestros compañeros de cordada en el bolsillo. Por no quejarte. Por tirarte en el suelo y jugar con un tigre de plástico, como si realmente fuera una fiera. Por comerte un par de chuletas de cerdo después de haber visto y escuchado atentamente las explicaciones de Rosas sobre la matanza del gochu. Por emocionarte y llorar el sábado por la noche con la peli noruega en que unas niñas se escapaban para reclamar que el gobierno de su país impidiera que expulsaran a su amiga africana sin papeles. Porque cuando tocó ser un león, fuiste un león; y cuando decidiste que mejor ser mariquita, lo confesaste sin pudor y te quedaste de canguro de Nacho y Borja... Por la naturalidad con que asumiste que ese chaval tan gracioso que llevaba mallas bien pudiera ser una chica. Porque, oye, de todo hay. 
Haciendo un kit kat

¿Sabes que me gustaría? Que algún día tuvieras un grupo de amigos como el que nos acompañó este fin de semana. Un grupo con el que pudieras compartir momentos; ponerte el mundo por montera durante unas horas; aprender a reírte de ti mismo; sentirte valorado; querido; y hacer todos los años una escapada especial a un lugar mágico en el que recordar hazañas pasadas, magnificadas por el recuerdo compartido.
Nos acordamos de los ausentes. Y de las ausentes. 
Y agradecimos que a la noche hubiera una cena estupenda esperando; una ducha relajante y una cama en la que dormir. En eso se van notando los años.
Lo demás: el recuerdo de un paisaje que acompaña muchos de los mejores recuerdos. El picu Jario, tu primera vez. Peña Beza. Y sufrimientos. Y las personas, la amistad que se mantiene a lo largo de los años.
La Montaña: la paz.

Un recuerdo especial para Pedro, del Hostal Peña Santa, en Soto de Sajambre, por todas las atenciones y más...

Otro, para Dobra y Calcetines, por los juegos compartidos. "Mami... si ves a Calcetines le dices que le quiero... "

Un cariño para Nacho y Borja. No hay baby sitter más divertidos. Chicos, os tengo en la agenda.

Mención especial para los profesionales formados en la antigua FP, por su dominio de la sintaxis.

Es fantástico poder ser alternativamente leona, huevona y mariquita y que nadie te juzgue porque eso es, precisamente, lo que te hace ser una mas del grupo. 



lunes, 9 de septiembre de 2013

El Mercau

Volvieron el trasgu y el busgosu. La xana, el cura, la vieya. La bella y la bestia. El borrachu. Faltó la guardia civil... ahora que lo pienso, nadie la echó de menos...
El trasgu, pillao infraganti

Volvieron los puestinos de mermelada y miel. El de los hórreos hechos a mano en madera de la tierra. Las marionetas y el cuenta cuentos. Volvió el tiovivo "humano". Las galletinas de limón, y les casadielles. El pan de pueblo y los bizcochos caseros. Los bollinos preñaos de chorizu y de cabrales... ¡Cómo nos gusta comer!
Estaba también Pepe, con el carro del país, carretando neños y neñes por las calles del pueblo, yo creo que es la atracción que más seguidores tiene. No falla. 
Había cabritines. Y artesanía, obras de arte hechas con mucha paciencia y algo de madera. Con manos de trabajar en el campo reconvertidas a manos de artista.
Seguía Abelardo, detrás de la ventana de la cocina, observando cada detalle de lo que pasaba en el cantón.
Y la casa de la güela, casi parece habitada en los días del Mercau. El pueblu se llena de gente y cada casa revive. Es como si los de antes y los de ahora se volvieran a juntar para la fiesta del prao. Compartiendo sidres, chorizos y costilles. Fabes y arroz con leche. Todos juntos en la carpa, bailando y cantando y olvidando que unos ya no están.
Pepe, con los bueyes y el carro

Volvieron los juegos. Neños y neñes metidos en sacos, echando carreres por el pueblu; cogiendo manzanes con la boca de los calderos. Corriendo al trasgu, que se empeñaba en metese en cada casa que encontraba al paso. Y eran todas. Porque las casas del pueblo, este día, también están abiertas. Siempre hospitalarias.
Volvió Mercedes, dando una vuelta desde Piloñeta. Con sus casi 91 años, ahora en septiembre. De punta en blanco. Con sus ojos azul mar. Los ojos de mi padre. Cuando la veo no puedo evitar acordarme de él y perderme un poco en esos ojos que no recuerdo pero que intuyo en los de ella.
Volvieron la gaita, y los bailes. Porque no puede haber fiesta o mercau que se preste, que no tenga buena música. N´asturianu.
¡A bailar!

La banda sonora la pusieron "Asturiana Mining Company", con Lee Wolfe; canciones asturianes de siempre, con sonidos de ahora. Xotes asturianes para bailar, y para escuchar. Con la carpa abarrotada de música, sentimientos y sidra. Canciones evocadoras de otras épocas, de muchos que ya no están. De tiempos mejores para la tierra y para los de la tierra.


Volvió el orbayu, otru que no falla... el otoño a la vuelta de la esquina. Todos los años se repite: un día de verano y otro de otoño. Asturias en color y Asturias en sepia. 
Volvieron los globos de fuego y llenaron de luz la noche oscura del domingo. Deseos que volaron en el cielo y se perdieron camino de Peñamayor.
Volvió el mercau y, otra vez, fueron los vecinos, les vecines de Grátila los protagonistas del mejor mercau del verano en Asturias. Engalanando el pueblu, perguapu; cocinando postres ricos; preparando la parrilla; dando conversación a todo el que pasaba... Trabajo colaborativo, que Grátila, siempre fue innovadora. Viejos y jóvenes. Todos a una. Hoy habrán pasado el día trabayando, barriendo la paja, recogiendo la carpa, la parrilla, los puestinos. Y comentando el fin de semana, pensando ya en cómo mejorar para que el próximo sea, si cabe, un poco mejor.
Y el pueblo descansa y espera que el año que viene vuelva el mercao.

Gracies a todos, todas, por este fin de semana.

jueves, 5 de septiembre de 2013

Cuatro Estaciones

Casi a diario cruzo un par de veces por este paseo. Tengo la suerte de poder ir caminando al trabajo, de vivir en una ciudad pequeña y de que las prisas no me impidan disfrutar de lo que me encuentro en el camino. Y este es uno de mis rincones fetiche. En días malos me he parado solo a mirar las copas de los árboles, desnudas o exultantes de verde, y me he sentido reconfortada. En días buenos, prefiero observar la perspectiva que marcan las farolas y los bancos e imaginar que no hay fin, y que el camino lleva a donde una quiera. 

Estas imágenes se merecen ponerles palabras que estén a su altura. No son mías.


...con poca prisa

el viento de otoño
las hojas barre


el árbol crece

amontonando al pie
hojas caducas...

Haiku. Autor desconocido.



Sobre los cristales empañados

mis recuerdos son sombras chinescas
esta larga noche de invierno.
Autor desconocido.


Vuelves, día de siempre,
rompiendo el aire justamente donde

el aire había crecido como muros.

Pero nos iluminas brutalmente
y en la sencilla náusea de tu claridad
sabemos cuándo se nos caerán los ojos,
el corazón, la piel de los recuerdos.

Claro, mientras tanto
hay oraciones, hay pétalos, hay ríos,
hay la ternura como un viento húmedo.
Sólo mientras tanto.


Mario Benedetti


(...) una estrella

fresca
por el cielo
sombrío,
crepita
sin quemarse
la noche
del verano.

Extracto. Oda al verano. Pablo Neruda 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Bodón o Felicidad II

De mis años de campamento me quedaron, por lo menos, un par de espinitas clavadas.
La primera: Creo que soy la única persona que pasó por el Pelayo que no ligó absolutamente con nadie. Ni un mínimo roce. Ahora que lo pienso reconozco que tiene su mérito, porque era prácticamente imposible. Pero yo lo conseguí. Aunque en aquel momento añadía más inquietud a mi ya perturbada alma.
Y la segunda: salir de marcha me resultaba una tortura casi imposible de soportar. El monte me ponía los pelos de punta... Y aun así, un día de agosto, después de comer y de tomar algún café con "gotines" me animé, junto con otros cuatro "montañeros", a subir el Bodón. Os pongo alguna foto, para los que no lo conocéis. Cogimos los pies, que nos pareció que era lo único que necesitábamos, y salimos del Campa animadísimos. El Picu estaba ahí, siempre observándonos, pues había que subir. Qué coño.
El Picu, al fondo.
Qué coño, qué coño... La espina arruinó mi incipiente carrera de modelo, dejándome una cicatriz en la pierna derecha que nunca desapareció. Y, lo peor. No llegamos arriba. Es más, hoy sé que ni siquiera estuvimos cerca de la cima. Otra decepción más para mi pobre alma torturada y derrotada.
Con los años fui creciendo. Ni a lo alto ni a lo ancho. Por dentro, que en realidad es lo que importa. Con el crecimiento, sostenido, empecé a escuchar el sonido de la montaña... Un día me calcé las botas. Y hasta hoy. Me enamoré.
Y entre el amor, la espina y unas fotos que Abeledo colgó en facebook hace tres semanas... me dije. Chica, tu vales mucho. Puedes. ¿quién dijo miedo?... mi otro yo, malote, malote, me decía: Chica, que no tienes edad para hacer el mono... que llevas siete años sin hacer poco más que la Ruta Les Xanes...
¿Dónde vas?... Pues al Bodón. Había que sacar una de las espinas, y la del ligoteo ya tiene poco arreglo. Al Bodón.
Abeledo (miles de millones de gracias...) organizó un grupo... de los prolegómenos mejor no hablo... Y, a pesar de las grandes ausencias de Rosas, Nacho y Carmen... Nos lanzamos tal día como ayer, sábado.
Esto no es una crónica de una ascensión, la dejo para los que saben: Abe y Carlos la han bordado. Es mi crónica de un fin de verano perfecto.
Todo fue como suelen ser estas cosas: un poco de pista, para ir calentando; un poco de piorno, por aquello de que estábamos subiendo un Picu de León, y es lo que hay; pequeños pedreros, para no olvidar que a la montaña hay que tenerle respeto siempre; y una trepada pequeñísima, para hacer cima. Ni fácil, ni difícil. A la montaña se va a disfrutar pero también a sufrir. Hace años que lo aprendí. Y lo interioricé.

En cualquier caso, apasionante. Ir ascendiendo contemplando el paisaje: el Curueño, Lugueros, Llamazares, Valdeteja, al fondo el Oso, el Nogales, el Gege... allí el Toneo, aquel parece el Fuentes... Y escuchar la conversación de unos y otros... los mismos guiños de siempre, como estar en casa. Cerrar los ojos y sentir que estábamos, de nuevo, de marcha, que el tiempo no había pasado. Salvo por un detalle, algo había pasado, estaba disfrutando como pocas veces. La compañía, seguro. Otra generación de acampados y el mismo espíritu de aquellos años. Los míos.
El descenso...

Llegar a la cumbre y sentir que era un objetivo más que se había cumplido, ver allí, a lo lejos, los Picos de Europa; mirar al sur y allí, casi en la bruma, la estepa castellana; la roca caliza... El photocall... eso sí ha cambiado, de aquella no teníamos más que alguna cámara de fotos, analógica, por supuesto. Y para comunicarnos, los gritos, alaridos, de los monitores.
Por cierto, las palabras más repetidas: Picu y follar. Y ahí lo dejo... 
El placer de estar allí arriba fue increíble...  pero no fue el único... masajear los pies con el agua helada del río del olvido... nuestro querido Curueño; la empanada de cecina y queso de cabra que nos había llevado Abe; el paseo por el pinar hasta el prao del Campa... Los 40 años de alguno en modo kilómetro cero... 
El campa... la esencia sigue, a pesar de los pequeños avances tecnológicos. El prao; el chopo; las letrinas; el río en que nos lavábamos medio dormidos después de noches en blanco... 
Ultimo turno. El prao, el chopo...

Y el libro, las fotos de mi madre sonriendo. Ella también fue feliz allí. Y eso le da un plus.
El viaje en coche tampoco tuvo desperdicio. Descubrí el apasionante mundo de la consulta de colonoscopias... Y, ya se sabe, empiezas hablando de colonoscopias y terminas...
En casa. Llegué a casa a tiempo de darme una buena ducha, descargar un montón de fotos y poder gritar, sin hacer mucho ruído: Bodón, ¡¡¡¡te tuve bajo mis pelotas!!!!
Isaac, Carlos, si habéis llegado hasta aquí, sabréis a qué me refería cuando decía que mi blog iba sobre mis asuntos. Soy una ególatra compulsiva. 
Abe, fui una mala monitora. En aquella época, tenía suficiente con luchar con mis demonios interiores, y con ocuparme de mi yo interior. Me resultaba imposible guiar a nadie por una camino que me era desconocido.
Los jitos. Importantes en la montaña y en la vida.

Pero crecí. Me he hecho mayor. Y me siento feliz de haber podido ponerle este broche de oro a casi tres semanas de vacaciones que han sido maravillosamente tranquilas; de mar, sol, montaña, Rayuela, sidras y amigas. Amigos. 
Os recomiendo hacer click en el enlace. Personalmente, me alegro de haber crecido. Y de seguir haciéndolo. Porque la vida no deja de darme sorpresas. Y me encanta. 
Javi, Dani, Isaac V., Isaac G., Carlos, Abe, Erica, Ton. Gracias por el día tan fantástico que he tenido ayer.
Y también a Marta, Paco, Mariano y Jero, por aquella primera vez. No pudo ser, pero lo que nos reímos...


lunes, 26 de agosto de 2013

Agosto

Empieza el mes de agosto con el mismo discurso de otras veces: merezco algo mejor... necesito encontrar mi rumbo... he perdido cinco años de mi vida... necesito encontrar a alguien que se adapte como un guante... y resoplo de pura desgana. ¿Mejor? ¿Necesito? ¿Años perdidos? Y entonces me pregunto... ¿y yo?

Continua el mes de agosto y una amiga, de esas que nunca te llaman para tomar un café o saber de tu vida, me envía un sms: "he vuelto a perder la dignidad, he vuelto a caer en la obsesión, no hago más que llamar, llorar, mendigar... estas cosas solo te las puedo contar a ti. Sé que eres la única capaz de entenderme"... ¿Yo?

Cada frasco de cristal, un deseo. De colores.

Se va terminando el mes de agosto y yo me siento más fortalecida. Un poco mejor que ayer. Orgullosa de lo que tengo y de lo que soy. Feliz de vivir en el paraíso y de compartir mis días con mi pequeño. Gran amor. 

"...Tengo la impresión de que en cuanto tenga clavos bien derechos voy a saber para qué los necesito..." Dice Horacio en este mismo instante. Los míos se van enderezando. Poco a poco.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Felicidad I

Estoy leyendo estos días un libro de Albert Espinosa, "El mundo amarillo" y, de momento, he sido capaz de interiorizar un par de ideas: la importancia de tener presente cada día algo que nos haya hecho felices, que parece que no, pero es más habitual de lo que creemos; y reconocer a los "amarillos" que nos hemos encontrado a lo largo de la vida. Hablo en masculino porque por mi vida, echando la vista atrás, han pasado más hombres amarillos que mujeres. Con gran diferencia. Y ello a pesar de mis desastrosas experiencias en el amor. Por eso sé que fueron amarillos. Ni amores, ni amigos. Pero este tema, el amarillo, lo dejo para otro post.

Hoy toca contar mi felicidad I. La de ayer. Llamar a una amiga de la que hace tiempo que no sé nada, soy bastante dejada, lo reconozco. Y la respuesta fue, de corrido: ¡Hola niña! Te echaba de menos. ¡Tengo ganas de verte!

Por la amistad. En amarillo

Son, por lo menos, cuatro felicidades en una, lo que la convierte en una macrofelicidad:

¡Hola niña!... A mi edad, no os podéis imaginar cuanto se agradece que se refieran a una como "niña"

Te echaba de menos... Soy importante para alguien. ¡¡UAU!! (Hay días en que realmente una se pregunta qué aporta a este mundo).

¡Tengo ganas de verte!... ¡¡¡Y yo a tí!!! Porque me encanta hablar contigo, porque me siento querida, porque me entiendes, porque me escuchas, porque no me juzgas y porque das unos abrazos de osa que son una auténtica gozada.

Y la cuarta será la de hoy, pasar una tarde juntas, reírnos de nuestras majaderías y, seguro, compartir unas sidras riquísimas.

martes, 13 de agosto de 2013

Vacío

Qué pena encontrarnos, cruzarnos en el portal, y no tener nada que decirnos. Como dos desconocidos.
Qué pena no sentir más que vacío en tu mirada. Un vacío desafiante. Inmutable. Marcando la distancia del que está sin querer.
Qué pena sentir de nuevo cómo quedo fuera de tu vida. Reiterativamente. Compulsivamente. Obligatoriamente.

Embalse de Zufre. Huelva

Qué alegría pensar en la ganancia que augura esta pérdida.

martes, 23 de julio de 2013

Andalucía

Este año nos fuímos a Andalucía, Huelva. Al campo. No mas de una semana. Suficiente para recordar y echar la vista atrás. Los días de calor apabullante. El cielo azul, inmenso. Las horas que parece que no pasan. La brisa cálidad que llega del sur y suma calor a la caló. El chapoteo en la piscina. Las brazadas alocadas de Martin y sus gritos tirándose al agua. Las arañas, inmensas, sobre el fondo de azulejo azul.

Jabugo
Y los pueblos de Andalucía. Tan blancos, tan dignos. Tan silenciosos y vacíos durante el día. Tan tranquilos y aletargados. Las tertulias al fresco de la noche, en la calle. Los hombres mayores, sentados en el parque, para echar una cabezadita; para charlar de lo cotidiano.

La vida en el campo. Los jornaleros, que trabajan a destajo en las grandes dehesas. La quietud del trabajo. El polvo del camino. El albero frente al verde intenso de los alcornocales desnudos.
Embalse de Zufre

Los cerdos pastando tranquilos, conviviendo pacíficamente con una familia de jabalís. Ejemplo de tolerancia y respeto.

La Andalucía del campo es diferente. Es arte. Sus grandes iglesias de piedra frente al blanco impoluto de sus casas encaladas. Es naturaleza: encinas, alcornoques, cerdos, ciervos, jabalís, zorros... Las flores de los balcones, cerrados a cal y canto para que no entre una pizca de sol.

Es la Andalucía del paro, más de un 40% de personas que buscan un empleo y no lo encuentran; la que ha tenido que renunciar al campo; a la minería; que sobrevive gracias al corcho, al jamón, la caza... algún turista despistado que llega a pesar del calor y... poco más. Acogedora. Afectiva. Inquieta y conectada. Orgullosa de lo suyo: de su pasado. Quejosa con su presente. Esperanzada con su futuro.

Conocer la historia de Riotinto, su pasado minero, cuna del fútbol español, los desatinos políticos y sociales de otras épocas que, a veces, parece que perduran; visitar Jabugo o Aracena y su gruta de las maravillas; tomarse un buen plato de jamón, con un buen vino, entrada la noche... Qué placer.
Peña de hierro. Riotinto

Y las noches. Ese cielo cuajado de estrellas que ya casi tenía olvidado. Recuerdo de aquellos años de campamento en que dormíamos con la cabeza fuera de la tienda para poder ver alguna estrella fugaz... Qué experiencia haber podido observar a través de un telescopio a Saturno, su anillo y una de sus lunas. Ver, casi tocar, a la estrella Arturo. Observar una galaxia, la nebulosa del lago, un cluster de estrellas... De madrugada. Al amparo de la luna nueva. Negra. Impenetrable. El espectáculo de Venus, al atardecer y no al alba, un brillante amarillo sobre el cielo rojizo.

Y qué bueno haber visto a una gata parir a sus cinco gatinos. Impagable.

Andalucía entrañable. La otra Andalucía.

jueves, 9 de mayo de 2013

Gobernanza

Esta mañana estuve en una jornada sobre Gobernanza Europea, me interesó mucho el contenido, tanto que creo que es necesario compartirlo. Ahí va, a mi manera y resumiendo:

Se habló de políticas regionales para la innovación, se habló de buenas prácticas en política regional, se habló de las estrategias promovidas desde el Banco Mundial, desde la OCDE, desde el BID. De las distintas maneras en que regiones de todo el mundo afrontan una crisis que es global y de todos. El Banco Mundial apuesta por las grandes ciudades como polos de atracción económica, donde se deben de poner los recursos para que actúen como motor de desarrollo de las regiones de su entorno. El BID apuesta por una política de desarrollo que alcance a todas las regiones, independientemente de su densidad de población o su capacidad para generar riqueza (siempre entendida en términos de PIB). OCDE apuesta por las regiones de tamaño mediano, más diversificadas, con más potencial de riqueza que las pequeñas; y menor densidad de población que las grandes. Regiones en las que se aúna potencial de crecimiento con calidad de vida. Regiones en las que es posible apostar por un crecimiento sostenible, respetuoso con el medio ambiente.

Se habló de energías renovables, y de porqué no acaban de cuajar, menos en ciclos de decrecimiento económico: es un sector intensivo en capital y no inclusivo en mercado de trabajo. Requieren altas inversiones económicas, y apenas generan empleo.

Se habló de factores de crecimiento:
  • Las infraestructuras, no tan importantes como creíamos. Lo son para las regiones que empiezan a desarrollarse, pero en la actual coyuntura económica; pero la mayoría de regiones europeas tiene infraestructuras suficientes para afrontar la crisis. Apenas generan retorno económico.
  • El capital humano, el conocimiento. Factor clave para el desarrollo regional. No tanto la formación universitaria, como contar con buenos profesionales. Las regiones que más promueven la formación profesional, son las que más opciones tendrán de salir reforzdas en la actual coyuntura. Invertir en capital humano genera un alto retorno económico a medio plazo. Masa crítica. Cabezas pensantes.
  • La innovación, la capacidad para reinventarse, es productiva pero a un plazo no inferior a 10 años. Se habló de experiencias en regiones que supieron innovar y que fueron capaces de construir un futuro distinto, pero perdiendo mucho en el camino. Regiones como Branderburgo o Eindhoven.
  • La confianza que sea capaz de generar el gobierno regional. Vimos como las regiones más conflictivas eran también las que menos riqueza eran capaces de crear. Las más rígidas a la hora de evolucionar.
Se habló de la importancia que tienen las políticas estratégicas verticales, que llegan desde el nivel supranacional, al nacional, regional y municipal. De la importancia de establecer canales de comunicación verticales. De la importancia de disponer de un plan de desarrollo integrado. De las políticas bottom-up; hechas desde las regiones e integradas a nivel nacional. De la necesidad de que las políticas sean coherentes entre ellas, independientemente del nivel organizativo que las diseñe.

Se habló de evaluar para aprender y mejorar. El ciclo de la calidad: planificar, hacer, chequear, actuar...

Se habló de alianzas estratégicas regionales en las que confluyan todos los agentes económicos relevantes: administración regional y municipal; empresas; universidad. De alcanzar pactos por el crecimiento y el empleo. De integrar conocimientos y hacer apuestas comunes. De revisar juntos las fortalezas y debilidades de la región para potenciar las primeras y minimizar las segundas. 

También se habló de lo relevante de contar con un gobierno de calidad, que transmita confianza, que sea capaz de liderar y coordinar un plan estratégico integral, alineado con las políticas nacionales. Gobiernos estables, transparentes, con gran capacidad para el diálogo y el establecimiento de canales de participación activa.

Se habló de los cocktail party de Michael Priore, reuniones informales empresa - administración en las que se habla de innovación y se generan ideas colaborativas orientadas a un fin común. Reuniones creativas, en las que en un contexto nada artificioso se apuesta por lo novedoso.

Se habló de fidelizar a los líderes económicos de las regiones para evitar la deslocalización industrial, fidelizarlos a través de acuerdos con la universidad, de políticas de innovación participativas.

Se habló de muchas cosas que me parecieron demasiado importantes para perderse en la cabeza de las pocas personas que allí estábamos. Demasiado pocas para la calidad de los contenidos y para lo sólida argumentación que expuso el ponente: José Enrique Garcilazo Corredera, Jefe de la unidad de crecimiento regional y gobernanza de la OCDE, aderezado con varios análisis econométricos que aportan consistencia a
los argumentos que fue exponiendo de manera brillante.

Dejo pendiente otra entrada sobre algunas regiones que supieron reinventarse. Quizás también nosotrxs podamos.

domingo, 5 de mayo de 2013

Trini

Sí me gusta el día de la madre. Me gusta al margen de regalos, celebraciones familiares y puestas en escena varias. Me gusta por lo que supone de reconocimiento, me gusta por los abrazos: no pido otra cosa que abrazos, besos y un día brillante, soleado y lleno de color para poder disfrutarlo a tope.
Desde hace años, casi desde siempre, incluso antes de ser madre, me tomaba mi tiempo para pensar en la mía. No estoy segura de que a ella le gustara este día. No estoy segura de qué cosas le gustaban. Siempre hubo un gran valle entre ella y yo. Realmente creo que en su vida no cabían las cosas, o sí.
Es curioso hasta qué punto puede ser una gran desconocida una persona con la que has convivido, en soledad, 26 años; qué formó parte de tu vida durante mas de 40... que te dio la vida. 
Y mas... sí. Yo, que siempre he vivido más de puertas hacia dentro: en mi mundo interior, he pensado mucho en ella, en mí. Y en lo que me dio. 
Sin ser consciente de ello, me ha hecho libre, no puso en valor a la mujer, sino a la persona, primó mi formación sobre otros aspectos que ahora considero más banales. Me hizo ser consciente de la importancia del afecto, con sus desafectos.
Una sencilla flor, de ayer para mismo. Para mi madre.

Recuerdo hace años, no muchos, quizás diez, un día en que me llamó: hija, y si vamos a comer tu y yo juntas... ya tenía planes, le dije que no. Y ese no me siguió acompañando siempre, no encontré otro día para salir a comer con ella. No hubo más ocasiones, no las busqué y ella interpretó eso No como un Nunca. No sentía nada que tuviera que compartir con ella en una comida madre - hija.
No sé si me arrepiento de ello. Forma parte de la historia de mi vida. Pero está ahí y me pesa. Y cada día de la madre me acuerdo de ella y de ese no que fue un nunca.
No sé qué clase de madre soy, cómo me verá mi hijo. No sé si tendré la misma capacidad que ella tuvo para hacerle ser una persona libre, autónomo, independiente. Pongo más esfuerzo en los afectos, rectifico, no es esfuerzo, me sale de manera natural abrazarle, mimarle, darle besos. Llamarle guapo, y decirle lo valioso que es. 
¿Cómo crecerá? ¿Querrá comer conmigo cuando sea un adulto autónomo y libre de decirdir y actuar? ¿Tendremos algo que decirnos?