miércoles, 12 de diciembre de 2012

Otoño

Casi está terminando el Otoño y no me podía despedir de él sin dedicarle unas letras. Porque ha sido una etapa diferente. Un Otoño distinto a otros. El Otoño de las sensaciones. Por motivos que desconozco, este año me he parado más a observar y sentir, al margen de las emociones. Me explico. He disfrutado mucho más de lo que nos rodea. De los colores de las hojas. De los días ventosos en los que el parque era un alboroto de colores que volaban de los árboles al suelo. De los colores ocre, marrones, rojizos... de la montaña. He resbalado en el barro con las primeras lluvias tras un verano seco.

He recogido castañas y las he comido. Nuestras castañas. Y nueces. Y manzanas. He olido la humedad del campo. Y he sentido un Otoño más frío.

Este Otoño ha sido diferente porque he mirado menos para mí y mis miedos. He conseguido, a base de tropezar tantas veces con la misma piedra, romperla. Hacerla suficientemente pequeña, de manera que, en caso de volver a tropezarla, sea solo arena que se te cuela en el zapato. No ya la pared con la que tantas veces me he dado de bruces.

Intentado robar los colores al Otoño

Me he reído con Martin y sus ocurrencias y he aprendido que él es más pragmático que yo. He aprendido con él lo importante de tener cerca a personas que realmente te quieran y aporten valor. Y la importancia de dejar ir a quien no te valora.

Hemos aprendido juntos nuevas rutas. Y a reconocer algún árbol. O alguna flor. Incluso algún animal. Hemos aprendido un poco más de las personas. Y todo ello ha hecho que este Otoño fuera diferente. 

Intento aprender de la crisis en la que vivimos. Aunque, en mi opinión, asistimos más a un proceso de selección natural de la especie que a una crisis económica al uso. No sé qué saldrá de aquí, espero que algo mejor, pero muchos y muchas perderán en el camino.

Sigo aprendiendo de las mujeres que he conocido en el último año, la importancia de reivindicar nuestro papel en la sociedad. La importancia de reivindicarnos en el ámbito de la educación, de la familia, de la pareja. La importancia de un NO a tiempo. La importancia de ser y estar. De emponderarse. Y agradezco cada post que leo, cada comentario, cada palabra. Porque me ayudan a crecer y salir del micromundo de mis sentimientos y pensamientos.

Este ha sido un Otoño diferente. Con más paz interior a pesar del caos exterior.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Niña

El domingo 25 será el Día Internacional contra la Violencia de Género. Llevo días pensando en qué puedo decir o aportar desde este espacio pequeñito y casero para que las mujeres que no son libres se puedan sentir, y ser, un poco más ellas.

Me gustaría poder hablarles de dignidad. De ejercer la libertad de decidir desde el momento cero. De ser mujeres sin dejar de ser iguales en lo cotidiano. De luchar por su independencia, entendida como ese espacio de libertad económica y de "habitación propia" en la que escribir su propia historia y tomar sus decisiones. 

También les diría, a las que son madres y a las que están por serlo, que eduquen en libertad, en igualdad y en respeto. Que enseñen a sus hijas, a sus hijos, el valor de su propia persona, lo importante que es ser igual en cualquier tipo de relación que establezcan en su vida. La importancia de que elijan lo que quieren ser, con quien quieren estar, sin coacciones, ni trabas, ni ataduras. Que enseñen a sus hijas la importancia de no ser manipuladas, de respetarse y quererse. Y a sus hijos, el valor del respeto, de tratar desde un plano de igualdad a quien, con su personalidad, carácter y circunstancias, es igual en lo social, en lo familiar, en la pareja.

Poco más puedo decir, no soy experta, más allá de las circunstancias personales. No hace mucho me llamaron despectivamente feminista. Sonó a insulto. Pero si antes me estaba planteando la necesidad de serlo, desde ese momento tuve mucho más claro que hacía falta más feminismo en un mundo que sigue siendo dirigido por una mitad de la población y que, en algunos casos, sigue despreciando a la otra mitad.

¿Son las muñecas las que hacen felices a las niñas?

Buscando... encontré esta canción de Pedro Guerra... Niña. Me gustó y la ví apropiada. Ahí va:

Quizá te busquen
Porque naciste
Quizá te midan por mujer.
Quizá te acosen
Porque creciste
Quizá te odien por mujer.

Pero no dejes de ser la niña

Que abraza todo lo que hay en sí
Pero no dejes de ver el mundo
Como un espacio por compartir.

Quizá te insulten
Quizá no nazcas
Quizá te anulen por mujer
Quizás no llegues a ser tu misma
Quizá te empujen por mujer.

Pero no dejes de ser la niña
Que abraza todo lo que hay en sí
Pero no dejes de ver el mundo
Como un espacio por compartir.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Huelga

Tengo un dilema. No sé qué hacer en relación a la huelga del próximo miércoles, el famoso 14 N. Me debato entre los argumentos en contra:
  • ¿Debilitará aun más la imagen "España"?
  • Afectará de manera negativa a nuestra maltrecha economía.
  • Me descontarán un día de sueldo, que sumado a la correspondiente cuota de Seguridad Social, es una pasta.
  • Las huelgas se hicieron para luchar contra un patrón que era dueño y señor de los medios de producción y hacía y deshacía a su antojo, anteponiendo la maximización de su propia riqueza a garantizar unos derechos mínimos a la mano de obra. Las cosas han cambiado bastante desde entonces. De hecho no sabría decir quién es el patrón contra el que se convoca la huelga: grandes empresas, mercados, gobierno de la nación... incluso sindicatos.
  • No veo ninguna ganancia en hacer la huelga. Está muy bien ejercer el derecho al pataleo pero, ya que nos va a costar caro, que sirva para algo.  
Vamos
Pero hay argumentos a favor de peso:
  • Por dignidad. Algo me dice que el país está siendo desmantelado, no sé bien quién o quiénes son los responsables.
  • Por solidaridad: con los desempleados y desempleadas. Con los autónomos que tienen que cerrar negocios que han abierto con ganas, ideas e ilusión. Con las pequeñas empresas, incapaces de mantenerse. 
  • Por la pérdida de derechos: a una sanidad gratuita y universal; a una educación de calidad para todos y todas; porque la reducción en otros gastos sociales pone en peligro los mínimos de calidad de vida de los dependientes, de las personas menos favorecidas.
  • Porque se mantienen las prebendas políticas. Se recortan salarios y empleo en el sector público, pero se mantiene la falta de rigor, la falta de responsabilidad, la nula habilidad en el manejo de la crisis.
  • Porque Europa debe saber que hay que hacer ya un cambio de planteamiento.Porque en España somos 40 millones de europeos y algo tenemos que decir sobre cómo nos gobiernan.
  • Porque es imposible crecer sin invertir. Por mucho que se promueva la emprenduría, que se apoye moralmente la creatividad y la innovación. Por mucho que animemos a unos y otras a crear, a emprender, a gestar. Es imposible sin el primer empuje. Solo las trabas administrativas a la creación de un negocio acaban con la paciencia del más animoso. Sin hablar de las ayudas económicas.
  • Por la igualdad. De género, de oportunidades. 
  • Por el desánimo. Fábricas que cierran. Recortes. ERES. Deshaucios.
  • Porque hoy es por ti, pero mañana puede ser por mi.
Y llegado a este punto ya tengo más Puntos Gordos en el debe que en el haber. Así que me adhiero a la huelga, incluso a sabiendas de que servirá de poco este ejercicio del derecho al pataleo. O no. Pero si no lo ejercemos nunca lo sabremos.

No me mueven Sindicatos, ni Partidos Políticos. Me mueve el desánimo y las perspectivas de futuro.

martes, 23 de octubre de 2012

Palabras

tengo un académico en casa. Desde que nació Martin mi dominio del castellano se ha ido enriqueciendo y desde que habla y se comunica -quizás no en este orden-, la aportación familiar de propuestas al diccionario de la RAE ha ido en aumento.

Me apetecía hacer un pequeño breviario de las palabras más comunes, de sus palabras. De las que forman parte de nuestra rutina hasta que el tiempo, la madurez, el conocimiento, el crecimiento o las circunstancias nos obliguen a evolucionar. El cambio da pereza... No, no es la palabra, más bien pena de que el niño creativo, impulsivo, divertido y ocurrente vaya dando paso a un pre, a un adolescente, a un joven y a un adulto con sus prejuicios, sus ataduras, sus autoimposiciones. A esos corsets que la vida nos impone sin querer. Sin la libertad mental del niño ingenioso que es ahora.

Algunas palabras se han ido perdiendo: los pachús, las turetas... Esas palabras feísimas -el mismo las llama así- que tanta gracia le hacían cuande las decía: ¡¡felipollas!!, ¡¡¡lamarequeparó!!! Así, todo junto, sin espacios. Del tirón.
Mi primera tureta. !!!Pero qué cosa tan rica!!!

Siguen formando parte de nuestro personal diccionario otras palabras como guardiafiviltráfico, también de corrido. Es capaz de decirlo bien, pero en el coche las prisas son las que son y cuando se trata de avisarme de que los ve en la distancia lo de menos es la corrección.

De las que perduran tenemos la girada. Válida tanto para rotondas, esquinas, curvas, etc. Puntualmente se puede utilizar cualquiera de las palabras anteriores, si queremos hablar con propiedad. Pero girada es muy cómoda y ambos entendemos perfectamente lo que queremos decir. Porque sí, para espanto de nuestros y nuestras académicas, yo también he ido incorporando estas palabras de nueva creación a mi vocabulario.

Mordisqueadora, vulgarmente conocida como planta carnívora. Nos vale cualquiera que tenga aspecto feroz. Las mordisqueadoras son las favoritas del pequeño Martin. Porque se comen lo que les pongas por delante, empezando por los ácaros y terminando por las brujas, monstruos y bichos gigantes que se entrometan en la paz del hogar. Fundamental tener una mordisqueadora en casa.

Paracoiris, es mi favorita. Válida para los coloridos parapentes que vemos en el verano en las playas de Asturias. Paracoiris. Es una palabra sonora, colorida. Disfrutona. Cálida. Una palabra grande que merece pasar a la historia, por lo menos a nuestra pequeña historia familiar. Al álbum de recuerdos de nuestra memoria. Paracoiris es la palabra del verano. Como la canción. Como la playa, el sol y la luz, el paracoiris está ahí, en nuestros veranos, que ya son cinco.

Riñosa, esa soy yo. La máquina de reñir. Soy riñosa, no lo puedo evitar. Muchas veces a destiempo. Algunas sin motivo. También hay otras en las que habiendo motivo no lo soy. En fin, lo normal, muy a pesar de psicólogos y pedagogos que insisten en la conveniencia de que los niños tengan claras las reglas. Nuestras reglas cambian y evolucionan. No hay caos. Simplemente se adaptan a nuestro pequeño mundo de dos.
El rizado, cuando lo era aún más

Y, como él, soy rizada. Cortar el pelo es algo que a ambos nos da cierto vértigo. Quedarnos sin nuestros rizos y perder la seña de identidad que da el ser rizado nos produce una gran resistencia al cambio y peleas repetidas cada dos meses, cada vez que toca pasar por el sillón del peluquero.

Escomunista. Soy una escomunista rizada y riñosa. Una escomunista de pro que trabaja en un edificio muy grande que parece una nave espacial pero que mola mucho porque tiene un ascensor que hace ruídos, lo coges y al llegar al piso en el que trabaja mamota -se que lo dice con cariño- te encuentras con un paisaje increíble. Se ve hasta la torre de la catedral (antiguamente conocida como Torre Eiffel, porque París está ahí, a tiro de piedra). Dependiendo de por dónde mires también puedes encontrarte con montañas nevadas, si es invierno. Y en ese edificio la mamota, que soy yo, se dedica a la escomunía. Que consiste en hacer sumas y restas para ver lo que cuestan los hospitales. Las mesas son grandes y blancas y están todos muy serios, aunque tienen caramelos ¡¡¡y comparten!!!... Supongo que de ahí vendrá lo de escomunista, de compartir.

Este post evolucionará. Seguro que sí. Aparecerán nuevas palabras que formarán parte de nuestra historia personal. Irán creciendo con nosotros. Porque yo también crezco a la par que él. No gano altura, pero sí sabiduría, aprendo a través de sus ojos, de sus comentarios, de sus sencillas explicaciones sobre la realidad y el mundo que nos rodea. Aprendo con su ingenuidad. Con su humor. Seguimos caminando juntos.

Nota: Esta vez las fotos no son mías. Gracias Berto. :X

sábado, 29 de septiembre de 2012

Ilusión

Aprovechando que estos días se celebra el Congreso del PSOE y que, sin ser militante sí que puedo decir que es el único partido al que me he sentido próxima alguna vez, he querido hacer un repaso de temas variados que me preocupan y que, en mi opinión deberían de ser tenidas en cuenta.
Que no se marchite la rosa...
Empiezo por el primer tweet que leí ayer, no recuerdo las palabras exactas pero sí el fin. Se trataba del apoyo del partido a un Estado Federal. Bien, perfecto. Pero no me parece que sea el momento de plantear estos asuntos ni, mucho menos, de que sea el primer tema a debatir dadas las circunstancias actuales. El Estado se ha mostrado ineficiente en la gestión de 17 Comunidades Autónomas, con lo que no me quiero ni imaginar lo que podría ser Estados Federales. Salvo que hagamos un remodelado del mapa político de España. En cualquier caso, por mucho que el tema esté "de moda", no me parece que sea lo que nos deba preocupar ahora.
La cuestión principal, a mi juicio y teniendo en cuenta que estamos hablando del Congreso Regional, debería de ser la económica. El PSOE es el partido en el gobierno y el que actualmente ostenta la poca o mucha capacidad de tomar decisiones que sean vinculantes para la región.
Los recursos son escasos, es el momento de la creatividad y de llevar a cabo un proceso de innvación que permita optimizar procesos sin implicar recursos. Estoy segura de que se puede hacer porque son muchos años trabajando en el Sector Público y conozco bastante de sus ventajas, amenazas, oportunidades y debilidades.
Me da pena ver cómo desde el sector empresarial privado se ve como una amenaza la demanda de crédito privado para financiar la deuda pública. Desde mi punto de vista este es uno de los aspectos a mejorar. No puede ser que en este momento seamos competencia, tiene que haber maneras creativas de cooperar y acceder de manera conjunta a los créditos. Quizás la pelota esté en el tejado de los bancos. Qué tal promover préstamos dirigidos a actividades colaborativas público-privadas que generen crecimiento para la región. La Ley del Sector Público contempla esta figura en su articulado. Sin embargo apenas se utiliza en la contratación de bienes y servicios.
¿Por qué no acudir de manera conjunta a Fondos Europeos? no me refiero solo a subvenciones a fondo perdido, sino a préstamos ventajosos promovidos por el Banco Europeo de Inversiones. Tiene que haber fórmulas que permitan esta colaboración.
Lo cierto es que el Sector Público necesita reordenarse y renovarse. La convivencia de empresas públicas y administraciones que se solapan y que, incluso en ocasiones, actúan como competencia, no ayuda a mejorar los procesos administrativos y, mucho menos, la gestión.
Antes de seguir con las tecnologías hay que innovar en los procesos, la forma de hacer y de decidir. Hay que buscar entornos colaborativos que favorezcan a todos y que nos ayuden a crecer.
Los ajustes en el gasto han de ser racionales y debidamente justificados. Hablamos de transparencia, pero las decisiones que se están tomando se siguen viendo como precipitadas, faltas de análisis y de claridad. Quizás sí se esté haciendo pero, en mi opinión, no se transmite que detrás de cada decisión haya habido un proceso de pensamiento crítico y de pros y contras. Hay que recortar, se recorta. Tijera en mano, sin ver mucho más allá ni medir consecuencias.
El momento es crítico, de cambio económico, pero también social y de valores. Vamos hacia otro modelo de sociedad y todos los sectores deben de tenerlo presente y mirar hacia delante.
Es cansino ver en la prensa las mismas peleas de siempre, la herencia. Aburridísimo en boca de unos y otras.
Hay otra cuestión que me gustaría que se tuviera en cuenta. Y es que tenemos recursos propios altamente formados que se están yendo. Mientras nosotros contratamos a grandes multinacionales para que vengan a organizar nuestros procesos a precios más que discutibles. Inversiones de dudosa rentabilidad y no me refiero solo a la económica. Inversiones con unos costes de mantenimiento que comprometen recursos a largo plazo. Recursos que hay que priorizar recortando de otras áreas que quizás merecería la pena promocionar. Yo me planteo, ¿qué nos están aportando? realmente no tenemos conocimiento en Asturias, en España, para llevar a cabo y buen puerto estas mejoras. Tenemos ingenieros, ingenieras, que se van a otros países porque aquí no hay trabajo para ellos, ellas. Dejamos que empresas multinacionales les exploten, pagamos contratos multimillonarios a sabiendas de que una gran parte es beneficio empresarial y de que los jóvenes que deciden quedarse y apostar por Asturias cobrarán sueldos ridículo.
¿Hasta cuándo?
Mercau de la Puente Arriba, Grátila, Nava. Pueblo ejemplar en solidaridad, colaboración y convivencia.
No se trata solo de formarles, se trata también de mimarles para que se queden y de darles motivos para creer en un futuro mejor para la región. Se trata de hablar con nuestras empresas, de ser conscientes de sus necesidades y de hacerles partícipes de las necesidades públicas. De colaborar, de crecer juntos.
Promover la exportación. Tenemos centros asturianos por todo el mundo, apoyados desde la Administración, utilicemos vías alternativas de promoción regional, usemos las posibilidades que nos dan estos contactos, sean más o menos formales. Seamos creativos en la forma de comunicarnos y relacionarnos con el exterior.
Transparencia. Al sector público le sigue faltando transparencia. Lo he dicho antes y lo repito ahora. No se trata solo de publicar el patrimonio de las personas que ostentan cargos de responsabilidad, sino de darle más publicidad al trabajo ordinario de la administración. ¿Sabe la ciudadanía a qué se dedican nuestros sesudos diputados cuando no están reunidos en la Junta? Sinceramente, yo no. Con lo que es muy fácil pensar que son un grupo de privilegiados que cobran una pasta (ya sé que no es tanto como parece, pero es mucho si tenemos en cuenta que una inmensa mayoría opina que no hacen nada... y claro, por no hacer nada hasta 1000 euros son mucho, sobre todo cuando salen de nuestros bolsillos). Seré demagoga, pero es lo que hay, o lo que yo siento que hay en la calle. Y, a propósito de los sueldos, en mi opinión los cargos públicos deberían de estar muy bien pagados, siempre y cuando fueran capaces de demostrar la rentabilidad social de sus decisiones y actuaciones. Tal y como están las cosas ahora, cualquier sueldo, parece altísimo.
Y los "marrones" que van quedando por el camino... Cada noticia y dato que conocemos sobre el Niemeyer es más vergonzante. Hay que esperar al resultado de las auditorías, pero aquí nadie se pone, por lo menos, colorao. De responsabilidades ya, ni hablamos. Porque esa es otra. ¿No hay ningún responsable de la mala gestión que se ha hecho de los Fondos Europeos? ¿De las obras inacabadas? ¿De los kilómetros de carreteras apenas transitadas?
Es que ya no nos queda Fé. Por mucha simpatía que sintamos, vamos perdiendo la Fé. Nos queda algo de esperanza, confíamos en que hagan algo para mantener viva esa pequeña llama de la ilusión por un futuro mejor.

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Evolución o revolución?

Llevo días coleccionando motivos para ponerme a escribir, pero no encontraba el momento. Y este es tan bueno como cualquiera. No doy a basto con tanta ocurrencia. Lo más divertido es el asunto del vídeo erótico, pero no es plan de ahondar en la herida. También tengo algo que decir sobre un artículo que salió estos días en la prensa local donde expertos que representan a algo menos de la mitad de la población asturiana (somos más mujeres que hombres) opinan, sabiamente, sobre nuestro devenir. Tengo curiosidad por conocer la opinión de la otra mitad, algo más abundante y, según dicen los expertos en la materia, mas intuitiva. El tema estrella será el mercado de mi pueblo, por ser de mi pueblo, por lo bien que salió todo, porque es un ejemplo a seguir, porque me sobran los motivos. Pero lo dejo para otro momento.

Hoy me animo a lo grande. Lo más interesante de los últimos días ha sido la propuesta de reforma fiscal del gobierno de Hollande. No dejan de ser experimentos, porque estoy convencida de que realmente nadie tiene la respuesta clave sobre qué camino seguir. Pero por principios me atraen más iniciativas que actúen sobre las rentas más altas, políticas redistributivas, promuevan ayudas al desarrollo empresarial y a la generación de empleo; que planteen recortes que garantice los recursos destinados a educación, sanidad, justicia social, redistribución de la riqueza y promuevan un futuro común en el que quepan todas las personas.

 Por cierto, la semana pasada, hablando con una amigo que sabe bastante más que yo de algunas cosas (en realidad muchas cosas, pero tampoco voy a tirar piedras contra mi propio tejado), me decía que ya no podíamos hablar de crisis, que estábamos entrando en una nueva etapa, un nuevo modelo económico por descubrir... ¡Um! ¡Intertidumbre!. Que las bases sobre las que se sostenía el actual modelo se venían abajo y lo que está por venir, desconocido, es otro planteamiento social y económico diferente. 

Casualmente eso es lo que yo entiendo por crisis. Según Wikipedia, "Crisis (del latín crisis, a su vez del griego κρίσις) es una coyuntura de cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero inestable, sujeta a evolución". (Me gusta lo de "sujeta a evolución", que no revolución). Así que sí. Crisis con mayúsculas. A lo grande, desde la ética, pasando por la economía, la sociedad y la forma de entender la política. De arriba abajo y de abajo arriba. Una crisis incierta porque no tenemos las claves del futuro. Las intuimos. Intuimos que los "tiros" tendrán que ir por el camino de la sostenibilidad. De la cooperación más que la globalización. De la justicia social mas que la económica. (Qué miedo da usar la palabra "tiros" en el contexto actual, aunque sea como parte de una frase hecha...).

Esta crisis está siendo un poco diferente a otras, porque no hay claves. Ni siquiera tenemos claro cuáles son las causas porque, como dice el refrán, entre todos la mataron y ella sola se murió. (Y cuando digo "tenemos" me refiero tanto a las opinadoras de andar por casa, yo misma, como a premios Nóbel estratosféricos). Ahora en lo que toca creer es en la reencarnación de las mentes, ya que no puede ser de la carne, y cruzar los dedos para que lo que venga sea mejor que lo que dejamos atrás. 

Unas y otros opinamos, como si se tratara de una Barça-Real Madrid, y haríamos cambios que los entrenadores, grandes ineptos, son incapaces de hacer. Hay alternativas: podemos dejar caer algún banco, seguramente el desastre no va a ser tan grande y el dinero que nos ahorramos lo dejamos "donde tiene que estar" en educación, sanidad, dependencia, ayudas a la innovación. 

Grecia, Irlanda, Portugal, España, Italia, ahora le toca a Francia. En todos los países se están llevando a cabo recortes más o menos improvisados, poco calculados, con resultados inciertos. Si las cosas siguen así, y por aquello de la globalidad, cualquier día le tocará a Alemania reajustar sus cuentas. Ni China parece estar ya a salvo, a pesar de su altísima competitividad y su habilidad para copiar en barato. 

Seguimos esperando que los gobiernos nos saquen de esta, pero quizás no sea la mejor alternativa. A lo mejor lo que tenemos que hacer es olvidarnos del papel del Estado en sentido patriarcal y protector y asumir que ya somos mayores de edad y que toca buscarse la vida. Si queremos que las cosas cambien no queda más remedio que empezar por cambiar de actitud.Queda descartado cualquier recurso a la violencia, sea del tipo que sea. Tanta memoria histórica y se nos olvida lo principal, cómo empezó todo. Qué cansino resulta escuchar y leer comentarios y opiniones que nos recuerdan una y otra vez aquello de las dos españas. Cuando no las 17.

Es también triste ver como los agentes de lo social: partidos políticos y sindicatos, sigue moviéndose entorno a la idea de maximizar su propia utilidad. Inconscientes unos y otros de la situación de "evolución casi revolución" en la que estamos inmersos.

Como lo que está por venir es diferente, propongo que las salidas que busquemos sean también diferentes y algo más creativas de lo que han venido siendo.  

La huelga. El recurso a la huelga no lo veo oportuno en este momento. La huelga, como la conocemos hoy en día, nació con la revolución industrial. En aquel entonces, que no es este ahora, la materia prima, el capital, la tecnología, estaban en manos de unos pocos. Era un modelo productivo intensivo en mano de obra barata. El único recurso del trabajador para reclamar derechos básicos era dejar de trabajar para presionar al patrón. No hay trabajo, no hay producción, no hay beneficios. Los unos no tenían nada que perder y los otros veían cómo se paralizaba la producción en sus fábricas y con ello cómo se reducían sus ingresos. La huelga afectaba directamente al bolsillo del patrono, del terrateniente. Era un recurso directo y eficaz. Costoso y doloroso para el trabajador pero con el que se consiguieron grandes logros.

El actual modelo de producción ha cambiado sensiblemente. No se trata solo de que la economía ya no se base en el mismo modelo tecnológico, entendido como forma de combinar los factores productivos. Sino que el concepto de patrono nada tiene que ver con lo que fue. Ahora son los mercados, esos grandes desconocidos. La economía financiera. Los gobiernos. ¿A quién hace daño una huelga? A los propios trabajadores, que dejarán de cobrar la parte proporcional a los días no trabajados. A la sociedad que, en el caso de una huelga en el sector público, es la principal afectada. ¿Al gobierno? ¿A los mercados? ¿A la economía financiera que está por detrás de la real y de la que sabemos entre poco y nada?

Toca ser creativos incluso a la hora de defender lo que es nuestro. La huelga no la veo buena alternativa en este momento. La vía política tampoco la veo operativa porque estamos en manos de una mayoría absoluta sorda, ciega y sordomuda. (... Me dejé llevar por Shakira... hablar hablan, pero a mí me gusta más cuando callan, porque están como ausentes... que diría Neruda).

No nos queda otra que ir por libre y apoyar desde abajo cambios que consigan mover a los de arriba. Seguir reclamando cambios en la educación, promoviendo un cambio de actitudes y valores, seguir promoviendo corrientes de opinión y debate, seguir moviendo el pensamiento a través de las redes sociales, el recurso a la creatividad, apoyar a la innovación desde los niveles más chicos: por ejemplo, en el comercio del barrio, mover a la sociedad a expresar su opinión. Fomentar la comunicación, compartir y difundir información de valor. Movernos desde la razón. Es la única manera que se me ocurre de evolucionar hacia esa otra etapa desconocida de nuestra historia económica.

Qué razón tenía Michael Jackson cuando decía aquello de All I wanna say is that they don´t really care about us. Así que toca ponerse las pilas y moverse desde la opinión y la comunicación.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Fraude

Los niños deberían de ser los únicos "traviesos"
Llevo días dándole vueltas a este post. Llevamos meses reclamando al gobierno que intensifique las campañas contra el fraude. Quejándonos amargamente de los políticos, de los banqueros, de los grandes empresarios, de todos los que evaden impuestos y se llevan sus dineros a paraísos fiscales. De las prebendas de algunos alcaldes y sus chanchullos a medias con empresarios con pocos escrúpulos. De los políticos se ocupan otras personas con más información que yo sobre el tema. Leed el post de Antonio Maestre respecto del patrimonio de los diputados.

Y yo, como siempre observando lo cotidiano, me pregunto ¿no hay más fraude que el que mueve millones de euros?. Se me ocurren algunos casos que no cantan tanto como los millones de euros que parece tener Urdangarín repartidos por los paraísos fiscales de medio mundo pero que están ahí:

  • En mis vacaciones en Pirineos el pasado mes de junio, pagué algo menos de 200 euros vía transferencia bancaria por el apartamento en el que alojamos Martin y yo durante 9 días. El resto, hasta casi los 600 euros que nos costó el alojamiento, fueron entregados en mano y sin mediar factura alguna. Fraude por ambas partes, de la propietaria del apartamento, por no darme factura y mío, por no exigirla.
  • La mujer jubilada que se pasa los fines de semana en la cocina del restaurante del hijo echando una mano al mando de los fogones, contribuyendo al saneamiento de las cuentas familiares. Es fraude. Está quitando un puesto de trabajo y trabajando ella misma mientras cobra una pensión del erario público, que somos todos. 
  • El parado que cobra su prestación por desempleo y cuadra el mes trabajando con un colega que hace chollos por las casas permitiéndole "redondear" unos ingresos mientras otras personas en sus mismas condiciones pagan su cuota como autónomos y luchan por mantenerse en el mercado día a día. Fraude.
  • Ese hotelito de cinco estrellas, en mitad de la nada, que se anuncia como el no va más en turismo ecológico y como tal fija sus altísimas tarifas, que cuando llegas te recibe con desconchones en las paredes, grifos que no funcionan, instalación eléctrica "vista", con los cordones al aire, un anunciado párking que no es mas que un gran maizal donde puedes dejar el coche con total tranquilidad y un hippy que se encoge de hombros cuando te quejas amablemente de lo caótico de las instalaciones. Eso sí, a la hora de cobrar el hotelito es un auténtico cinco estrellas. Fraude.
  • Fraude es tener que trabajar 37,5 horas semanales y llegar a las nueve, salir a las dos y trasladar parte de la actividad a la tarde, esa actividad que no he tenido tiempo de hacer por la mañana y por la que me pagarán unos buenos dineros extra para "redondear" el mes.
  • Fraude es llevarse para casa material del trabajo, porque ha sido comprado con dinero público, porque es de todos, porque las gasas que compramos con dinero de todos no tienen porque estar en el botiquín particular de nadie.
  • Fraude es fotocopiar libros enteros para la cría que está en bachiller en la fotocopiadora del curro, a ser posible en color, que queda más auténtico. Fraude doble, por usar recursos públicos con un fin privado; y por copiar un libro, con sus derechos de autor y sus cositas.
  • Fraude o engaño es la mala gestión de muchos negocios de hostelería, fijando precios aleatorios, tratando con desdén a sus clientes, haciendo ostentación de poderío a la vez que no paga las nominas de sus empleados, o les contrata a tiempo parcial, haciéndoles trabajar diez horas diarias por un sueldo de risa.
  • Fraude es lo que hace ese dentista que no te da factura, al que le tienes que pagar en mano el precio que él decide sobre la marcha. Fraude al que contribuimos por no exigir transparencia.

Aire, luz, agua, vida
Pues nada, sigamos exigiendo al gobierno más recursos contra el fraude, a ver si nos pillan. Entre tanto, a lo nuestro, a jugar al ratón y al gato, y que haya suerte. No sé si es que España es así o es una práctica común en el resto del mundo. Pero somos pillos, cada uno a nuestro nivel, y mientras no tengamos claras las cosas de lo público, mal seguiremos. Opinión personal e intransferible y, seguramente, impopular, pero es lo que hay.

lunes, 20 de agosto de 2012

Vacaciones

Lo mejor de las vacaciones es la ausencia de horarios, el poder disfrutar del día como a una mas le plazca. Como única atadura tuvimos los horarios de natación de Martin y las puestas de sol, que nos recordaban que era hora de irse a casa, aunque no siempre hicimos caso del sol y algunos días alargamos la playa mas allá del tiempo.
Las playas... Estas han sido las vacaciones más playeras de los últimos tiempos. Xagó, Barro, San Juan, Vega, Verdicio, Carniciega, Los Quebrantos, Bayas... Las playas del cantábrico. Con su mar helado,  este año sorprendentemente cálido.
Verdes, ocre, turquesa y azul... Negro. Los colores de las vacaciones. El verde de los bosques de eucaliptos, de los pinos, de los praos, de las montañas y los montes que sirven de muralla a las nieblas que llegan del mar. Ocre de la arena. Más fina, más gruesa. Húmeda o seca. Turquesa del mar... a ratos azul... intenso. Inmenso. Negro del carbón en Los Quebrantos, en Bayas.
El mar quieto, bravo, imprevisible. Con sus corrientes, idas y venidas. Espectacular. El sonido de las olas.
Las aventuras de Martin con sus obras de ingeniería. Sus nuevos amigos, esas amistades que no van más allá de las horas que pasan juntos, pero que se viven con la intensidad propia de la edad. Sus incursiones en el agua, a la búsqueda de olas juguetonas que le hicieran saltar, que lo voltearan, que le pasaran por encima o que le impulsaran con su tabla. ¡¡¡Mira mami!!! ¡¡¡Hago surf!!! Y mami feliz. Interminables horas de palas. Ese juego tan sencillo en otros y que a mí se me pone tan cuesta arriba desde el principio de mis tiempos como palista playera.
Horas de paseos al lado del mar. De risas. De conversaciones trascendentes e intrascendentes. Compartidas con amigos, amigas. Horas para retomar relaciones un poco olvidadas. Para encontrar a los amigos del verano y a las amigas del invierno.
Horas para sidrear sin prisas. Para leer las noticias más triviales de la prensa. Incluso interesarse por las aportaciones sesudas de los expertos en Jovellanos y su mundo. La Granda en verano, ese Think Tank de jóvenes promesas.
Días para desinteresarse por las primas y sus riesgos. Por la bolsa y hasta por Mariano y su pandilla.
Días para leer. Maruja Torres, Soledad Puértolas, Saúl Fernández, Santiago Lorenzo... Para identificarse con personajes sencillos, confusos, sofisticados. Aburridos. Interesantes. Rutinarios y atrevidos. Para sentirse un poco en Roma y otro poco en La India. En Barcelona y en Madrid. Para sentirse abandonadora y abandonada.
Tiempo de bocatas y de helados.
Las vacaciones son una especie de impulso para seguir volando. Para detener un poco el tiempo y observar con más detalle lo que nos rodea. Para olvidar las prisas y fijarse en el caracol que toma el sol sobre la pasarela de la duna. En la flor que crece solitaria entre la arena. Para imaginarse algún naufragio tumbada al sol. Para sentir una tormenta acechadora en lo que no es más que una ola brava que rompe en la orilla.
El tiempo de las vacaciones se va y deja una huella en la memoria de todos esos momentos, compartidos o solitarios. Y deja deseos y auto promesas de lo que serán las próximas. Dejan ilusión por lo que vendrá.

Y vendrán más veranos y vacaciones. Entretanto habrá nuevas entradas en este blog al que me estoy aficionando. Opiniones de la vida. De lo cercano.

Vulevo a retomar el día a día de lo cotidiano. Hoy, mi segundo día libre como mamá-Rodríguez, ví una peli que recomiendo: "La felicidad nunca viene sola" pasado el empalago del título, es genial. Divertidísima. Me he reído hasta llorar.
Ah, no solo soy la única responsable de todo lo que pone aquí. También lo soy de las fotos. Otro mundo apasionante.

martes, 31 de julio de 2012

Verano

Verano. Otra vez verano. Ya casi en el ecuador. No estoy segura. Otro más, también diferente. Todos son distintos. Recuerdo el de hace 6 años, el verano del gran cambio. O eso creía, porque el cambio vino después. Ese verano de 2006 fue duro. Intenso. Emotivo. Lleno de dudas. De sufrimiento, la verdad que sí. Un verano que tenía que haber sido de ilusión. Había un bebé en camino. Lo decía el tocólogo, lo decían las ecografías, lo decían el cuerpo, que sin casi darme cuenta iba cambiando, se redondeaba y me recordaba por las mañanas que algo estaba cambiando. Estuve sola, como tantas veces. Y acompañada, pero no era la compañía que necesitaba. Me sentí humillada. Abandonada.

Y la barriga crecía. Al final del verano empecé a sentir pequeños movimientos que no eran gases. Quizás una manita, o un pie que me recordaban que estaba ahí, que ya éramos dos y no estaba sola.

El siguiente verano fue el de la maternidad. Ir a la playa cargada con cochecito, sombrilla, bolsas varias, un bebé regordete y feliz que se comía la arena. Al que le encantaba que le metiera los pies en el agua y jugar con las olas. Al que paseaba por la orilla, con el en brazos. Orgullosa de ser su mamá y de ver sus ojillos en los míos, sonriendo. El verano de los primeros juegos, de las babas, de las primeras cosquillas, ese verano en que fui usada como chupete humano. En que un enanito se colgaba de mi teta y se quedaba extasiado chupando y mirándome. Nuestro primer verano. El verano en que me sentí madre por primera vez.

Haciendo amigos... Volando
Y hubo más. Fuí creciendo como madre. Intentando no olvidar que también soy mujer. Pero creciendo como madre. Renunciando a más de lo que algunos creen. Y esforzándome por ser feliz. Por el, Martin, y por mí. Porque los dos lo merecemos. El y yo. Desde el principio, en el verano de 2006 supe que seríamos dos, para siempre. El y yo. Que no haría nada que no fuera bueno para ambos. Que él sería lo primero. Y lo mantengo. Y es duro, porque se dejan cosas y personas por el camino. A veces duele, pero compensa., Compensa que te despierten por la mañana con una abrazo sincero. Compensa que te abracen con amor después de una tarde dando patadas a un balón. Compensa que te digan Mami, yo también te quiero. Compensa que te abracen por la espalda y te den un abrazo en el muslo, porque no llegan más arriba.

Y este verano también es diferente, porque la personita va creciendo. Se define una personalidad única. Un carácter diferente al mío. Alguien con su criterio, sus filias y sus fobias. Que empieza a relacionarse al margen de mí. Que ya no me necesita tanto. Pero con quien disfrutar con más libertad. De más libertad. El verano de las primeras rutas por el monte. El verano de las primeras aventuras en solitario por la playa... para bañarse en el oeste. El primer verano en que ya no importa tanto perder de vista a mami en la playa (a mami sí le importa, pero la aventura es la aventura). El primer verano solos de principio a fin. O no. Todavía estamos en el ecuador.

El primer verano de muchos otros que están por venir. Diferentes. Unicos.

martes, 24 de julio de 2012

Hoy la vi

Esta mañana. Ahí estaba. He visto la crisis delante de mis ojos. Subía a trabajar y, como suele ser habitual salvo prisas de última hora, cruzaba el parque escuchando las noticias y observando las flores, que están preciosas en estas fechas. Sobre todo los días de luz.

A la altura del Escorialín había tres personas sentadas en un banco, dos hombres y una mujer. Una cuarta persona estaba de pie, de espaldas a mí. Los cuatro vestían ropas demasiado pesadas, grises y ajadas para la época en la que estamos. Incluso tratándose de Asturias. Varias capas de chaquetas, camisas, El que estaba de pie llevaba puesto un viejo abrigo, marrón y deslucido.

Uno de ellos tenía un papel sobre el regazo con algo que me pareció algún tipo de embutido. El que estaba de pie sacó de una bolsa de plástico una barra de pan mientras el tercer hombre le acercaba una navaja.
Grátila. Nava
Los cuatro tenían la mirada cansada, de desánimo, la mujer me miró al pasar y sentí el reproche en sus ojos. Quizás por mi forma de mirarles, o por lo inoportuno del momento. Por sentirse observada en esa circunstancia en que ella seguro que hubiera preferido estar en otro lugar. En otra compañía.

Ví la crisis.

Al lado del banco había dos o tres maletas pequeñas. Quizás lo que les quedaba de otra época que habrá sido mejor. Una época en la que habría una casa, una familia, unas tazas de café, prisas por llegar al trabajo. Vidas e ilusión.

Y ví esas miradas de desesperanza. Cuatro desconocidos compartiendo una barra de pan y algo de relleno. Y pensé en los mercados, ellos tan racionales. En el gobierno, tan caótico en sus idas y venidas. En todo lo que nos queda por vivir. Pensé en Martín. Y en el futuro.

Era la crisis en forma de personas. Ya no es Grecia, es España.

PD: Esta mañana los he vuelto a ver. Con más detalle. Hoy vi que llevaban un par de sacos de dormir y las legañas puestas. Creo que duermen en el parque. Estoy empatizando con ellos. Tienen pinta de personas honestas con mala suerte. Hoy bajaban charlando, con las mochilas al hombro. Y no, no son peregrino, les delatan los zapatones, nada apropiados para hacer El Camino.

miércoles, 18 de julio de 2012

Revolución

Nada. Que yo sigo sin verlo. No acabo de vder la luz al final del túnel. Esta mañana, hablando con un compañero, comentábamos que era el principio de una nueva revolución industrial, y esta tarde leí una entrevista que me reafirmaba en la idea de revolución.
No estoy de acuerdo en parte de su contenido. No hay más que echarle un vistazo a los presupuestos, sean del Estado o de la Comunidad Autónoma para ver que los recortes son imprescindibles. En Asturias, con gobierno socialista, se anuncia que este año cumpliremos el objetivo de déficil... eso sí, con una ayuda de 666 millones de euros (tiene bemoles lo del 666) en forma de crédito extraordinario. Vamos, que sí... este año no gastaremos mucho más de lo que ingresamos (1.5% sobre el PIB, si es que efectivamente cumplimos), pero gracias a una ayuda en forma de deuda, de "solo" 666 millones de euros. Calderilla. Teniendo en cuenta que somos una población de 1.070.000 habitantes, "solo" tocamos a unos 622 € por cabeza. Eso sin contar con el resto de préstamos y créditos que actualmente mantiene el Principado con el BEI, bancos, proveedores, etc.
Y hablamos de Asturias, que no es de las regiones más endeudadas, ni con mayor déficit.
Sí, los recortes son inevitables. La situación no es sostenible y el gasto corriente: pagar nóminas de empleados públicos, pagar los gastos de funcionamiento de los servicios: luz, agua, farmacia, contratos de mantenimiento y servicios, etc se "comen" los ingresos cada vez más escasos de la administración.
Y nada de agobiarse, ¡¡que son dos días!!
Es un hecho y una realidad. Las empresas cierran, los trabajadores se quedan en el paro y dejan de aportar tanto vía IRPF, como vía cotizaciones sociales. Las pequeñas empresas cierran, baja la recaudación del Impuesto de Sociedades; las grandes se van porque no somos competitivos (es mucho más barato el carbón de sudáfrica, o de Chile... con condiciones de trabajo infrahumanas).
La subida del IVA es, a corto plazo, la única alternativa que tiene el gobierno en este momento para recaudar lo suficiente para mantener unos ingresos que garanticen los gastos básicos del Estado. Medida cortoplacista y desesperada, como bien explica Javier García, Sintetia, en su artículo "Cuando el IVA va, los incentivos vienen". Pero es lo que hay.
La situación es la que es, y esto es inevitable. Lo que es evitable es que siga siendo así. Hay que aprovechar para reformar el Estado, es evidente que no ha sabido estar a la altura de las circunstancias, no ha sabido prever que esto podía pasar y no está siendo capaz de actuar y de adelantarse a lo que dictan los dichosos e insaciables mercados. Hay que recortar, sí.
Pero también hay que estimular a la economía porque sino nos ahogamos. Y hay que cambiar  las leyes para proteger a la ciudadanía de la avaricia de los mercados (César, ya lo sé, no todos son iguales). Hay que reformar la estructura política del país. Hay que modificar la Constitución y hay que construir una sociedad realmente democrática. Estamos en manos de un partido con mayoría absoluta, con más de tres años de gobierno por delante, ninguna voluntad de diálogo y escasa capacidad de actuación para los que queremos otro Estado.
Toca revolución. Pero revolución pacífica. Echemos mano de la memoria histórica. Ahora somos una sociedad más evolucionada, más desarrollada y con más conocimiento de causa que en el año 34. Que en el 36. Me horroriza la situación que estamos viviendo. Pero también los aplausos enfervorizados a un minero que grita en televisión que por sus "cojones el su fíu va a seguir trabayando en la mina". Quiero entender que los aplausos eran por el coraje de luchar. Porque fíos tenémoslos muchos. Y a todos nos gustaría que el día de mañana tuvieran un buen trabajo a la puerta de casa, para no perderlos de vista. Pero la realidad ye la que ye.
Y tengamos en cuenta que hay que elegir, o seguimos formando parte de este mundo global, liberal-capitalista, el mundo que impera, o rompemos nuestra pequeña parte de la baraja y optamos por un nuevo modelo social que ni conocemos, de tan nuevo.
Hórreo de mi tía Mercedes. En Piloñeta, Nava.
La economía está evolucionando más rápido de lo que creemos. La revolución industrial del siglo XIX supuso un nuevo modelo intensivo en mano de obra. La actual revolución industrial es de transición hacia un modelo tecnificado. Un modelo en el que el factor productivo más relevante ya no será la mano de obra, sino la tecnología. La forma de combinar los factores de producción y el conocimiento. Este nuevo modelo tecnificado y globalizado tendrá por delante el reto de ser capaz de cubrir las necesidades de 7.000 millones de personas en todo el mundo. Está obligado a ser un modelo sostenible, distinto del actual.
Hay que potenciar el conocimiento, el uso de las nuevas tecnologías. Ya no van a venir grandes empresas a darnos miles de puestos de trabajo porque no, para eso no somos competitivos. Y no lo somos porque hemos alcanzado unos niveles de bienestar social que tienen un precio. Por desgracia son competitivos aquellos países en que la vida humana vale bastante menos que en nuestro país, donde la calidad de vida de las personas deja bastante que desear. Ese modelo industrial no nos vale. Tampoco tenemos potencial energético, somos deficitarios en producción de energía y la que producimos es cara. Por cierto, que sigo echando de menos un Plan Nacional de Energía.
No poseemos materias primas.
¿Qué tenemos? Un país diverso. Patrimonio histórico. Reservas de la biosfera. Parajes Naturales Protegidos. Mucho humor. Sol... Y conocimiento. (Interesante artículo sobre el último estudio elaborado por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de investigaciones económicas). Exportamos titulados y se cotizan al alza. Aprovechemos esta ventaja competitiva. Aprovechemos también las oportunidades que nos dan las TIC para globalizarnos y salir al mundo. Aprovechemos el tirón que tienen algunas de nuestras empresas para exportar y salgamos al mundo sin salir de aquí.
Tenemos también una cultura que cambiar. No hemos acostumbrado al comercio fácil y barato. A coleccionar objetos, nos hemos olvidado de las personas. De la tendera del barrio. De la panadería de la esquina. De la tienda de ropa que vende diseños propios. Es más cómodo, y más barato, comprar en los grandes centros comerciales, a las marcas "baratas" y llenar vestidores (porque con los armarios no nos llega) de prendas que nos pondremos una o dos veces. Hemos renunciado a la calidad por la cantidad. Hemos dejado de valorar las cosas por lo que son.
El cambio es importante. Los políticos no están preparados para asumirlo, pero dudo que nosotros lo estemos.

Y, resumiendo, un deseo: no paralicemos el país, porque es lo último que necesita.

jueves, 12 de julio de 2012

La frontera de posibilidades

Todo va a peor. Trato de racionalizar lo que me dicta el corazón y llego a algunas conclusiones que no sé si son las que tienen que ser. O sí, por lo menos son las mías.

Tenemos un problema. Grave. El Estado actúa como regulador de derechos y deberes en una sociedad compleja. Garante de la justicia social. De la equidad en el reparto de las rentas. Garante de unos servicios públicos eficientes y de calidad. Eso es lo que entendí siempre que era el Estado.

Aperos de labranza en la Feria de la Ascensión. Oviedo
La realidad, nuestra realidad está yendo por otros derroteros. Los mercados, esos gran desconocidos, marcan las pautas de lo que debe de hacer el Estado. Los mercados están ganando la batalla. Los mercados, en forma de banqueros - usureros; de especuladores sin escrúpulos; de mercaderes de ilusiones;... han dejado al Estado en estado de shock. Sin capacidad de reaccionar, por lo menos de reaccionar con sensatez y sentido común. Porque en el gobierno hay unas cuantas personas y, aunque solo sea por aquello de las sinergias, deberían de ser capaces de juntar entre todos y todas un cerebro que piense con sentido común. Esto ya excede de cuestiones políticas. El Estado en forma de gobierno ha perdido los papeles y actúa como lo haría Martin con unas tijeras y varias revistas a su disposición. Recortando papelinos sin sentido. Ni orden ni concierto. Ahora recortamos en Sanidad, en Educación, en Gastos de Personal en el Sector Público, en Dependencia, subimos el IRPF a las "clases medias" -las que tienen su sueldo y ninguna escapatoria- y ¿por qué no? ¡¡vamos también a por el IVA!! A fin de cuentas ¿qué son tres puntitos más? (¡¡va!!... sólo un 16,7% ). Como esto no es más que un juego de suma 0, aumentamos ingresos, reducimos gastos y aquí paz y después gloria. (Nótese la ironía, se que obvia decirlo, pero por si acaso).

Aquí nadie se plantea de qué modelo económico estamos hablando. Cómo vamos a reestructurar el tejido económico de este país. De momento cerramos la minería, no es rentable económicamente... Bueno, vale, ¿tenemos un Plan B? ¿Qué hacemos con todas las personas que quedarán en el paro? Hasta donde yo sé, la mayoría no tienen formación. Así que difícilmente tienen salida. Bueno, quizás sí. Irse a "países emergentes" a trabajar en minas también emergentes. Cobrando sueldos miserables y con unas condiciones laborales que ya quisiera yo para muchos banqueros y políticos en este país. No soy partidaria de las subvenciones vitalicias a fondo perdido, pero tampoco del abandono a su suerte de miles de familias. Es más, si tengo que elegir obviamente me decanto por las familias. Tienen que haber una solución intermedia y, quizás, era la que estaba planteada y el gobierno se está saltando a la torera. ¡Ah! Que es porque no hay dinero. Pues vale, cerramos embajadas, senado, y recortamos puestos políticos a la mitad. Será por dinero.

Hablando de recortes en el carbón. ¿Alguien sabe cuál es nuestra política energética? ¿No es el de la energía un sector estratégico de primer orden? ¿Esas mentes pensantes que juegan con las tijeras serán capaces de pensar en estos asuntos?. Ah, que no. Que lo de hacer dos cosas a la vez cuando uno está en el poder resulta cansino.

¿Y sobre qué tejido empresarial se va a reconstruir España (reconstruir, porque todo apunta a que no van a quedar más que los ladrillos en los que tenemos "activados" todos nuestros recursos monetarios)?

Está muy guapo lo de emprender. Emprender, ¿en qué? TICs... Suena bien. Seguro que tienen muchas posibilidades, pero no son infinitas.

También son futuro...

Nos olvidamos -parece ser que dejaron de estar de moda hace años, pero tengo el día rancio...- Nos olvidamos de la agricultura, de la ganadería, de la pesca, de los pequeños negocios locales, de las tiendas del barrio, de los talleres mecánicos, las librerías tradicionales, nos olvidamos de los pequeños.

No se me ocurre otra que dar soporte a estos pequeños, cooperar y colaborar, promover los recursos locales y tratar de resurgir de las cenizas. 

Promover el consumo local. Los productos locales. Ayudarnos de las TIC para salir a otros mercados. La movilidad.  Hacernos visibles dentro y fuera. Hacernos visibles y demostrar que sí somos competitivos.

El Estado no lo va a hacer por nosotros, no soy optimista. No sé hacia donde vamos, pero el Estado de Bienestar que conocimos no lo volveremos a tener en años. Repensemos el modelo que queremos. Exijamos cambios. Reglas de juego estrictas para el sector financiero. Nada de pensiones vitalicias para políticos. Ni contratos blindados multimillonarios para banqueros. Exijamos cambiar las reglas de juego social y económico.

Para empezar sería bueno que supiéramos cuál es nuestra frontera de posibilidades. Esa que viene definida por los recursos disponibles y la forma de combinarlos. Me pregunto hasta dónde podemos llegar. Y a dónde nos llevarán.

viernes, 6 de julio de 2012

Pelayo

He vuelto de las vacaciones. Merecedísimas, por supuesto. No Hay depresión postvacacional,  ni tampoco euforia por volver a la rutina. Lo único que queda es el sabor y el recuerdo de unos días inolvidables. Fueron nuestras primeras vacaciones solos: Martin y yo. 

Monte. Pueblo. Tierra. Agua. Naturaleza. Risas. Si tuviera que resumir en 6 palabras estos días, serían estas.

Y estas vacaciones me han trasladado en el recuerdo a otras. De otros años, de otra vida, de otra Esther. Donde también había montañas. Y pueblos: Lugueros, Cerulleda, Tolibia de arriba y de abajo. Tierra. Agua. Naturaleza. Y muchas risas. Los años de las primeras amistades auténticas. De los primeros amores. De algunas primeras experiencias.

Bodón

Los años de Campamento, con mayúscula. Las vivencias compartidas marcaron el desarrollo como personas de todos los que pasamos por él. El Campamento, nuestro Campamento, nos hizo crecer y evolucionar. 

Hablo en general, pero sobre todo de mí. De aquella Esther tímida, extremadamente. Con ganas de ser y estar. Pero más cómoda en su mundo interior que socializando con otros jóvenes que la superaban en todo. O eso creía en aquella época. 

La convivencia, la tolerancia, el respeto. El día a día de las rutinas... fueron dejando huella en este espíritu inquieto que nunca dejó de observar. El río, los árboles, las tiendas, las piedras... acampados, acampadas, monitores. Don Juan. Un cura de parroquia, el alma que guió aquellos años.

En el Campamento se respiraba igualdad. De manera natural. Nadie se planteaba que acampados y acampadas tuviéramos tareas o responsabilidades distintas. No recuerdo que nadie discriminara a nadie por razón de sexo, ni por ninguna otra razón. Bromas y maldades aparte, que haberlas húbolas. Recuerdo una convivencia plural. Todos pelando patatas, todas haciendo sombrajos, todos haciendo rallies, todas lavando la ropa, todos fregando en cocina, todas limpiando el comedor. Monitores. Monitoras. Ellos y ellas en la enfermería. Ellos y ellas limpiando las letrinas. Compartiendo baños. Excursiones. Escapadas nocturnas al pueblo. Al río.(El río... qué frío... estos días bañándonos allí, en las aguas heladas de los Pirineos, reviví también esos baños rápidos de las 12, antes de comer y con prisa para que diera tiempo a tomar un poco el sol delante de la tienda...).

Río Curueño

Esta semana de regreso a la rutina, pensé en todo esto. En la suerte que tuvimos de vivir esta experiencia inolvidable. Al margen de sentimientos religiosos. Fue la época en que "mi ser religioso" me empezó a abandonar. Años de rebeldía y de crítica con lo establecido. Sobre todo la religión. A pesar de tratarse de un campamento parroquial, de que Juan, Don Juan, estaba siempre presente... No me  sentí nunca obligada a participar de esa experiencia religiosa que no sentía. Las misas eran una fiesta de guitarras, palmas y canciones. Nos enseñaron valores a través de la convivencia. Nadie le preguntaba a nadie por su procedencia. Nada sabíamos de nuestras circunstancias familiares, sociales. Eramos personas. Todos iguales. Todas diferentes. 

Estoy segura de que a todos, a todas, nos marcó. Que hay algo que nos diferencia. Que nos ha hecho un poco más tolerantes. Un poco más humanos. Un poco más sensibles. ¡Qué suerte hemos tenido de estar ahí!

sábado, 16 de junio de 2012

Grecia

¡Por fin ha llegado el tan temido fin de semana griego! Mañana será el día. Los griegos decidirán cuál será su nuevo gobierno e, indirectamente, qué hacer con su futuro europeo. ¿Seguirán en el euro? ¿Se irán? En caso de dejar el euro, ¿Cuáles serán las consecuencias para ellos? ¿Para España? ¿Europa?

Esta mañana he oído en alguna parte que está todo el mundo "acojonao" con el tema.

Sin embargo, yo, infatigable observadora, he echado mi particular vistazo al mundo, al próxiimo, al de mi barrio, mis compañeros, mis amigos, mi entorno... Y, ¿Qué veo?

Leo hace unos días, en facebook, a un amigo al que le importa un carajo el asunto eurogriego... porque, palabras textuales, "trabajo todo lo que puedo, cuido a mi mujer y quiero a mis amigos. A la prima, el euro, el ibex y demás... que le den". (Lo de cuido a mi mujer me dejó k.o.... pero ese es otro tema).



Salgo esta mañana a la calle: en la carnicería, las clientas de siempre, haciendo turno y hablando de la mala suerte que tenemos en Asturias los fines de semana... No para de llover. Con las ganas que tenemos de playa y ¡mira qué tiempo!

El zapatero agobiado de trabajo. El parece que sí ha salido ganando, se le acumula la tarea. En tiempos de crisis no hay dinero para nuevas inversiones, pero los gastos en mantenimiento crecen.

En el kiosco, la kiosquera hablaba al teléfono con su hermana. Su madre está enferma, por las conversaciones que a menudo he escuchado sin escuchar, diría que de Alzheimer... "has probado con el puré? Tiene que comer algo. Pues le dices que unas natillas... No puede estar sin comer que tiene que tomar las pastilla..." Sí, en el kiosco sí estaba el espíritu griego: en la portadas de la prensa.

Y en el café, los mismas conversaciones de siempre. Estos días toca Eurocopa y el partidazo de ayer entre Suecia e Inglaterra.

No veo pánico en las calle, ni colas de personas en las antiguas cajas para sacar sus ahorros. Si acaso cierto desánimo. Como si la vida fuera más pausada en los últimos tiempos. Veo carteles de "Se alquila"... "Se vende"...

Yo pienso en mis amigos griegos. En Georgeous, Dimitris... En las risas que nos echamos juntos aquel verano del 95. En los dientes rotos de Georgeous cuando se tiró a la piscina el día de mi cumpleaños. En las noches sentados en la terraza de su casa, en Atenas, escuchándole tocar la guitarra española. Asturias, de Albéniz. Y pienso, ¿qué será de ellos? Habían estado viviendo en USA, pero la tierra tira y volvieron, se casaron. Trabajan para el gobierno. ¿Qué será de ellos?

Y el día sigue, las horas pasan. Sigo sin sentir pánico.

En estos meses he leído sesudos análisis económicos y políticos. Explicaciones de porqué, por dónde, hacia dónde, cómo. Pero me falta un análisis sociológico. Porque esta crisis que lo inunda todo parece que no cala. O cala de otro modo. Estamos rendidos a lo que pueda pasar. Se está convirtiendo en un tema de conversación más. Quizás no sea más que la calma que precede a la tormenta. Pero no la siento en el alma de la calle. Es física, pero no siento la química. ¿Será por eso que necesitamos ya el rescate moral?
...
Han pasado dos días desde las elecciones y todo sigue igual, o peor. En la calle las preocupaciones siguen siendo las mismas: el trabajo; poder seguir manteniendo el negocio; las vacaciones, ya a la vuelta de la esquina; el tiempo, malo; el fútbol... los mercados siguen su particular evolución que nos lleva a la deriva financiera; la incertidumbre arrasa con todo. Pero los hombres y mujeres de este país son resilientes. Es el día a día lo que nos mueve. Lo cotidiano, lo que nos hace sentir bien o mal.

¿Y Grecia? Unas elecciones más, pero tampoco parece que haya cambiado mucho. Otra vez los de siempre.

lunes, 11 de junio de 2012

¿De qué nos están rescatando?

Llevo unos días en los que las dudas se me están acumulando en el cerebro y voy a tener que darles salida, a ver si de esta manera, con el esfuerzo de síntesis, consigo liberarlas. Ya sé que no resolverlas. Oye, además, la duda compartida es más llevadera.

Vamos a por ella. La duda patria. La cossa nostra de los últimos tiempos -guiño a nuestros colegas italianos, que ya habrán puesto sus barbas a remojar-. El gran Bailout, que dicen los anglosajones, más que nada por no mentar la bestia de Rajoy: el Rescate

El gobierno niega la mayor: no hay rescate; el resto del mundo lo confirma: sí hay rescate. Unos y otras se enzarzan en una lucha dialéctica que a nosotros, el pueblo raso, poco nos importa. Porque vamos a ver, concretamente, ¿de qué nos están rescatando? ¿de un gobierno que es incapaz de tomar decisiones efectivas? No, ahí siguen todos, como si no pasara nada. ¿De la avaricia de unos cuantos inversores/especuladores que con sus malas artes, y consentidos por leyes que amparaban sus actos, consiguieron "enladrillar" y hacer desaparecer los recursos financieros de los que alguna vez dispusimos? Todo apunta a que tampoco. ¿De qué nos rescatan? ¡¡Por Dios!!. Esta duda me puede.

¡¡El Rescatador!!
Hablo desde la ignorancia (en esto estoy en línea con Rajoy), y por lo que he podido leer estos días, parece ser que España recibirá Ayuda Financiera (vulgarmente conocida como "Rescate") que se dirigirá, íntegramente, a salvar a la banca de sus propios desmanes. El FROB (Estado) recibirá una línea de crédito, o un préstamo -no conocemos las condiciones (por cierto, qué curioso que a estas alturas no conozcamos más que los titulares, con lo bien informados que solemos estar siempre de los movimientos de nuestro gobierno... vamos a pensar que es que no conocen los términos del contrato ni la letra pequeña, otra vez y ya van...)-.

Con este préstamo, línea de crédito, de 100.000 millones de euros (impensable en pesetas) podrán facilitarle la vida a los bancos que lo soliciten. Todavía no se conoce la fórmula -¡¡!!- Pero será vía CoCos (deuda convertible en acciones bajo determinados supuestos), ampliaciones de capital, etc... Algo se les ocurrirá, que doctores tiene la iglesia, lo que no sabemos es dónde. El caso es que con este dinero, nos dicen que los bancos se recapitalizarán. Vamos, que provisionarán todos esos activos de los que no saben cómo deshacerse, para curarse en salud y que las pérdidas no sean tantas y tan de golpe. No vaya a darles algo a sus accionistas.

La broma nos saldrá por un interés más bajo que el que actualmente pagamos por nuestra deuda (vamos a dejar descansar hoy a la prima, que bastante tiene últimamente. Por cierto, que según las últimas noticias, la volvemos a tener desmadrada. No se conforma con nada...). Si a nosotros, FROB, la broma nos saldrá por un 3-4%, nosotros les cobraremos a los bancos entre un 3-10%. ¡¡Vaya Bien!!! ¡¡¡Saldremos ganando!!! Y aquí me empieza a dar la risa floja.

¿Quién nos garantiza que los bancos puedan afrontar esta deuda? Alguien proponía: compran deuda del Estado y ya está resuelto... El argumento se cae por su propio peso. Incluso yo podría hacerlo mejor. Si es lo único que se les ocurre, por favor, que vayan echando ya a todos esos señores tan serios que aconsejan a los cientos de Consejos de Administración de los cientos de Cajas que fusionadas han dado lugar al galimatías en el que estamos. ¡Oh Dios! ¡No los podemos echar, nos cuestan una pasta en indemnizaciones!

Oye, a lo mejor el rescate era para eso. Para poder mandarlos a todos a sus casas y aquí paz y después gloria.

La única manera de que salgamos de esta sin daños mayores es que los bancos pongan esos eurillos que les hacemos llegar con NUESTRO préstamo, a disposición de las empresas. Que son las que lo deben de mover. Las que tienen que crecer. Rentar. Generar ingresos y, de paso, crear unos cuantos puestos de trabajo. Que falta hacen.

Vale, la Banca se tiene que sanear, pero también tiene que colaborar al crecimiento de la economía inyectando crédito, porque sin crecimiento no se salvarán ellos, ellas, bancos, bancas. No habrá manera de que devuelvan ni pongan en valor el dinero prestado. Y, en consecuencia, nosotros, Estado, estaremos más arruinados que ayer y menos que mañana.

Mi única esperanza es que la ya familiar Troika (FMI, BCE, Comisión Económica de la Unión Europea), tan nuestra como la Prima, sea consciente de que se la juega e imponga unas condiciones a España que vayan en la línea de reestructurar el sector bancario, pero también de mover crédito y crecer. Porque en otro caso, difícil será que vayan a ver un duro (ya no digo euro) del dinero que nos prestan. Y ¿más austeridad? No sé si podremos con ella.

martes, 5 de junio de 2012

¿Conciliamos?


Todo empezó con una discusión de parque: ¿Qué es conciliar?.

Os pongo en situación: tres madres, dos casadas, una soltera; una empresaria, otra trabajadora por cuenta ajena y un ama de casa; las tres licenciadas; las tres madres de niños, varones, de edades parecidas (de hecho el denominador común de las tres es la clase de los niños, además del parque...).

El parque me da muchos momentos para la reflexión, cuando nació Martin una de las cosas que mas me preocupaban, (por no decir directamente horrorizar) era la idea de tener que pasar horas muertas de banco, escuchando historias absurdas de pediatras, comidas, cacas, y ropitas. Nada más lejos de la realidad. Me he encontrado con un microcosmos apasionante. Variado: madres y padres, niños, niñas... Múltiples y diferentes vidas: con trabajo, parados, casados, solteros, divorciados, "ama de casa", veinteañeros, cuarentañeros (aplíquese la "a" en todos los casos; la "o" no procede en el caso de las amas de casa, porque solo "tenemos" una en el club y es mujer), curiosamente hay una mayoría de profesores y maestras. Todas las mujeres con trabajo. Gran mayoría de hombres en paro.
Muchas "discusiones" sobre temas variados: economía, educación, salud, también ropa, y comida, pediatras... pero en absoluto las charlas insulsas que yo temía. Y hace un par de semanas surgió el tema que os comentaba y que volví a recordar ayer cuando leí en Sintetia la entrevista a María Gómez del Pozuelo, CEO de Womenalia (Directora Ejecutiva). Lo primero que me llamó la atención fue el titular: "Hasta el 2054 las mujeres no llegaremos a tener el 40% de los puestos de dirección"... Cifras concretas que una no sabe muy bien en base a qué están estimadas... En cualquier caso, suscribo el contenido. La importancia de promover el talento, independientemente del género. Promocionar la igualdad de accesos a puestos directivos en función de la valía de las personas y no su  género... Y el tema de la conciliación.

En la charla de parque hablábamos de las dificultades que tenemos las madres y padres trabajadores para afrontar el verano. La "problemática" de las vacaciones escolares, la necesidad de disponer de ayudas y opciones para poder conciliar trabajo y familia. Y surgió la discusión. ¿Qué es conciliar? ¿Que la administración te ofrezca alternativas para cuidar de tus hijos mientras tu trabajas? Conciliar la vida familiar debería de ser dedicar tiempo de calidad a los hijos, estar con ellos y poder compatibilizarlo con la vida laboral... Pero la realidad es que conciliar es poner a disposición de las familias, alternativas para el cuidado de los niños mientras sus padres, madres, desarrollan su vida profesional. Gracias a los abuelos, cuidadores, apertura de colegios en horario extraescolar, vacacional... 

La discusión estaba ahí. ¿Cómo puede ser eso conciliar? ¿Tenemos hijos para que sean otros los que los cuiden, eduquen y ayuden a crecer? ¿Somos egoístas y no renunciamos a mayores ingresos para poder dedicar más tiempo a estar con nuestros hijos? ¿No es cierto que con uno de los dos sueldos, sea el de él o el de ella, podríamos vivir, sin lujos, pero con tiempo para los niños?

Desde mi punto de vista, las políticas de conciliación ayudaron, ayudan, a muchas mujeres a conseguir la independencia económica, paso previo a la independencia emocional, a liberarse del peso de las cargas impuestas por el machismo tradicional que relegaba su papel al de ama de casa, con escasa voz y menos voto. Se acabó la excusa de: si tu trabajas, ¿quién cuidará de los niños?. Solo por la oportunidad que ha dado ha muchas mujeres, las políticas públicas de conciliación, merecen la pena.

Es cierto que todos, todas, queremos tiempo con los niños; pero también queremos desarrollarnos profesionalmente. Es cierto que es muy difícil compatibilizar ambas cosas. Es cierto que hay que hacer renuncias. Es cierto que las renuncias casi siempre las hace la mujer, en favor de la vida familiar. Y es curioso observar que esto es así independientemente de su categoría profesional: si es baja, "da igual... para lo que ganas..." si nos movemos en el ámbito de la dirección: "ya que eres la jefa, no pasará nada porque llegues más tarde y lleves a la nena al pediatra..." Siguen siendo mayoritariamente ellos los que se quedan después del trabajo a tomar una cervecita con los colegas, mientas ellas se van a casa... cenas, duchas...

Las cosas están cambiando. Ya digo que hay padres en los parques. Que duchan a los niños. Que leen cuentos. Que se preocupan por sus deberes. Les llevan al pediatra. Están y participan.

Y eso, entiendo, es conciliar. Al margen de las facilidades públicas. Estar los dos, al pie del cañón. Hoy por ti y mañana por mí. No valen excusas de reuniones que se eternizan. De cervecitas con clientes. La conciliación tiene que estar en la base de la familia (entendida en el sentido más amplio: tradicional, varones, mujeres, mixtas, ...). Hombre, mujeres, somos distintos, pero es necesario hacer un esfuerzo para que las diferencias en lo cotidiano no sean tan evidentes. Pienso que solo así se podrá apostar por una igualdad de futuro. Desde el presente y desde lo micro.

Mujeres

Llevo varios días dándole vueltas a este nuevo post. Tenía la necesidad de hablar de las mujeres.

Rectifico, no se trata de ninguna necesidad, simplemente me apetecía. De hablar de mujeres, en general, de ninguna en particular. De tipos de mujer que he ido identificando a lo largo de los años.
Nunca me he sentido feminista. Aunque me he sentido muchas veces tratada con el desprecio machista del que cree que la opinión de una mujer siempre vale menos que la de un hombre. Y ese desprecio lo he sentido por parte de hombres y, sobre todo, de mujeres.

Siempre me ha gustado observar. Siempre he sido tímida. Con los años se aprende a manejar lo que uno mismo percibe como falta de habilidades sociales, pero hay rasgos que se mantienen y uno de ellos es el de la observación. Esther, ella tan despistada, ella tan en su mundo. Ella, tan extraña.

Me crié con una mujer, las dos solas, mi madre y yo. Madre mayor, mucho mayor. Madre a destiempo. Cuando ya no tocaba. Cuando, quizás, lo que apetecía era ser abuela. Madre viuda, viuda de las de antes. Madre poco cuidada por sus otros hijos. Madre sola, por dentro y por fuera. Madre "de las de antes": exigente, dura, inflexible. Poco dada a los afectos. Distante.

Las dos solas. Ella fue la primera mujer en mi vida. La primera a la que observé. Durante largos días. Largas tardes de domingo, las dos solas, en las que apenas circulaba una palabra entre los muros de nuestra casa. Las eternas tardes de invierno. Esperando que llegara el verano. Que hubiera otras mujeres que con sus historias, sus risas, me animaran, nos animaran, la vida.

Porque había otras mujeres. Mis tías. Ellas también, antiguas, no diré viejas. (Una de ellas tiene ahora 100 años). Todas enlutadas, unas por los maridos, otras por los padres, por los hermanos. Pero distintas a la madre. Con historias que contar. De la familia. La guerra. El hambre. El pueblo. Lo cotidiano. La vida. Era un placer sentarse en el regazo de Pacita y dejar que cantara alguna de sus canciones. Que contara alguno de sus cuentos. Que me hiciera reír. Ellas eran mujeres poderosas. Pacita, Feli... Yo las veía como heroínas de algún cuento. De esos cuentos que me contaban. Y con ellas empecé a observar las relaciones hombre-mujer. Pacita y José María. El tan cascarrabias. Y ella la que ejercía el poder velado. Feli y Mario. El tan buen hombre. Ella con su carácter de mujer indomable. No te cases sino quieres. Pero ten un hijo, me decía, no hay nada más grande. Los hombres no sirven para nada, más que para darnos hijos. Tu estudia. Gánate la vida. Ten un hijo.


Y siguieron más mujeres. Con la perspectiva del tiempo creo que esas primeras mujeres marcaron lo que soy ahora. Por consanguinidad, genética, o por roce, el hecho es que entre todas hicieron de mí una pequeña rebelde. Una mezcla extraña: rebelde, tímida, independiente, pero como los niños chicos... sabiendo siempre que alguien, quien sea, vela por mí en la distancia.

No diría de ninguna de ellas que fueran machistas. Todas, incluida, y sobre todo, mi madre, me animaron a estudiar. A trabajar. A ganarme la vida. A ser independiente. Autónoma. A no depender de nadie. Sin embargo, ninguna de ellas dejaba que sus hombres: maridos, hijos... fregara un plato, tocara una escoba, hiciera una cama... Yo observaba esas extrañas relaciones de poder: eran ellas las que parecía que llevaban la voz cantante y, sin embargo, eran ellas también las que asumían mansamente todas las tareas de la casa. Ellas al control. Pero ellas las que hacían.

Oir, ver y callar. Era la máxima de mi madre. Nunca le hice caso. Tímida, pero con carácter.

Los años pasaron y seguí observando a las mujeres, a las más próximas, a las más distantes. Familia, amigas, compañeras... Observaba.

Y me encontré con un amplio abanico. Alguna mujer anulada por un marido machista, manipulador, encantador de serpientes. Enamorada hasta las trancas. Dependiente. Sumisa. Entregada. Al cabo de los años destruida como persona con el consentimiento de los que callan.

También las conocí felices en su papel de "mujer de..." mujeres felices viendo a sus maridos bien planchados, bien comidos y bien follados. Quién sabe si por otras.

Las conocí feministas confesas, que a la hora de la verdad perdían los papeles por los machos alfa de la tribu y se venía abajo su feminismo. Se ponían a los pies del que se terciara y hacían del amor libre la excusa perfecta para sufrir como condenadas por esos hombres. Esposos de esas otras mujeres perfectas y felices.

Sí, también las conocí libres. Pero las auténticas ya estaban entradas en años. Y todas con un poso de melancolía. Consecuencia de alguna relación no cicatrizada. A menudo con hombres, otra vez, perfectos en su papel de alfa. Aun así, mujeres con la cabeza alta. Orgullosas de lo que llegaron a ser. De lo que llegaron a vivir. Orgullosas de su vida. De haber vivido con intensidad. Sin sensación de derrota.

He conocido mujeres anodinas. Con una limitadísima capacidad para la expresión, para la comunicación. Mujeres presas de sí mismas. Inhibidas para la emoción, el afecto. Mujeres que se sorprenden de cada paso que doy: Esther, qué cabeza, no se centrará nunca. Incluso de cada paso que dan ellas mismas. Mujeres que no necesitan un macho alfa porque con el beta les alcanza perfectamente. Sin ambiciones. Ni química. Ni física.


Demasiadas mujeres atrapadas en relaciones desiguales. Demasiadas mujeres que siguen anteponiendo el bienestar de un hombre al suyo propio. Al de sus hijos, sus hijas. Mujeres educando niñas; niñas cuyo modelo es una madre incapaz de estar sola. De salir adelante sin un hombre que la guíe.

He visto mujeres madres. Madres de sus hijos, de sus parejas, de sus padres. Madres entregadas. Que no son sin toda esa recua de hijos que llegan sin cesar. Y no me refiero solo a los biológicos. Mujeres cuya vida no tiene sentido sino es cuidando. De quien sea. Sintiéndose necesaria.

Mujeres conciliadoras: multiplicando el trabajo, los esfuerzos. A las carreras. Las comidas, las cenas, los niños. Fines de semana con padres o suegros. Durante la semana: trabajo, casa. Una carrera contra el reloj. Sin tiempo para sentir. Ni para pensar qué quieren hacer de su vida. Sin tiempo para disfrutar. Para sentir.

Y es ahora, al cabo de los años, cuando veo a otro tipo de mujer. Libre. En pareja, sin pareja. Pero libre. Mujeres que no son dependientes de un rol prefijado. Mujeres que viven para sentir. Que sienten y transmiten. Apasionadas. Libres o en soledad. Mujeres dignas. Inquietas. Sabias. Mujeres con objetivos que van más allá de hacer feliz a un hombre, de ver crecer a unos hijos, de dejar pasar los días. Mujeres entusiasmadas con una causa. Mujeres comprometidas con la sociedad. Mujeres comprometidas con otras mujeres. Comprometidas con otros hombres.

Estoy empezando a ver a esas otras mujeres. Mis tías, Pacita, Feli, quizás hoy día formaran parte de esas otras mujeres.

Soy todas y ninguna a la vez. Busco mi sitio. Eso sí, siento. Y tuve un hijo.