lunes, 9 de septiembre de 2013

El Mercau

Volvieron el trasgu y el busgosu. La xana, el cura, la vieya. La bella y la bestia. El borrachu. Faltó la guardia civil... ahora que lo pienso, nadie la echó de menos...
El trasgu, pillao infraganti

Volvieron los puestinos de mermelada y miel. El de los hórreos hechos a mano en madera de la tierra. Las marionetas y el cuenta cuentos. Volvió el tiovivo "humano". Las galletinas de limón, y les casadielles. El pan de pueblo y los bizcochos caseros. Los bollinos preñaos de chorizu y de cabrales... ¡Cómo nos gusta comer!
Estaba también Pepe, con el carro del país, carretando neños y neñes por las calles del pueblo, yo creo que es la atracción que más seguidores tiene. No falla. 
Había cabritines. Y artesanía, obras de arte hechas con mucha paciencia y algo de madera. Con manos de trabajar en el campo reconvertidas a manos de artista.
Seguía Abelardo, detrás de la ventana de la cocina, observando cada detalle de lo que pasaba en el cantón.
Y la casa de la güela, casi parece habitada en los días del Mercau. El pueblu se llena de gente y cada casa revive. Es como si los de antes y los de ahora se volvieran a juntar para la fiesta del prao. Compartiendo sidres, chorizos y costilles. Fabes y arroz con leche. Todos juntos en la carpa, bailando y cantando y olvidando que unos ya no están.
Pepe, con los bueyes y el carro

Volvieron los juegos. Neños y neñes metidos en sacos, echando carreres por el pueblu; cogiendo manzanes con la boca de los calderos. Corriendo al trasgu, que se empeñaba en metese en cada casa que encontraba al paso. Y eran todas. Porque las casas del pueblo, este día, también están abiertas. Siempre hospitalarias.
Volvió Mercedes, dando una vuelta desde Piloñeta. Con sus casi 91 años, ahora en septiembre. De punta en blanco. Con sus ojos azul mar. Los ojos de mi padre. Cuando la veo no puedo evitar acordarme de él y perderme un poco en esos ojos que no recuerdo pero que intuyo en los de ella.
Volvieron la gaita, y los bailes. Porque no puede haber fiesta o mercau que se preste, que no tenga buena música. N´asturianu.
¡A bailar!

La banda sonora la pusieron "Asturiana Mining Company", con Lee Wolfe; canciones asturianes de siempre, con sonidos de ahora. Xotes asturianes para bailar, y para escuchar. Con la carpa abarrotada de música, sentimientos y sidra. Canciones evocadoras de otras épocas, de muchos que ya no están. De tiempos mejores para la tierra y para los de la tierra.


Volvió el orbayu, otru que no falla... el otoño a la vuelta de la esquina. Todos los años se repite: un día de verano y otro de otoño. Asturias en color y Asturias en sepia. 
Volvieron los globos de fuego y llenaron de luz la noche oscura del domingo. Deseos que volaron en el cielo y se perdieron camino de Peñamayor.
Volvió el mercau y, otra vez, fueron los vecinos, les vecines de Grátila los protagonistas del mejor mercau del verano en Asturias. Engalanando el pueblu, perguapu; cocinando postres ricos; preparando la parrilla; dando conversación a todo el que pasaba... Trabajo colaborativo, que Grátila, siempre fue innovadora. Viejos y jóvenes. Todos a una. Hoy habrán pasado el día trabayando, barriendo la paja, recogiendo la carpa, la parrilla, los puestinos. Y comentando el fin de semana, pensando ya en cómo mejorar para que el próximo sea, si cabe, un poco mejor.
Y el pueblo descansa y espera que el año que viene vuelva el mercao.

Gracies a todos, todas, por este fin de semana.

1 comentario:

  1. me gustan los pueblos fieles a su cultura y tradiciónes y que las saben conservar y potenciar, por ello, su gente y por muchísimo más Asturies es una tierra maravillosa . fantastico reportaje. Saludos

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