jueves, 3 de octubre de 2013

Yo sí soy ama de casa

Estaba leyendo un post escrito por una persona a la que sigo y admiro: Laura Mastellone y sus voladuras y erupciones. Dice en su post que ella no es ama de casa y, como siempre, me hizo pensar: ¿y yo?

Pues yo sí. Técnicamente lo soy: la casa es mía, no del banco, como suele ser habitual. Así que la ama, de momento, soy yo en exclusiva.

Coloquialmente también: me encargo, no sin desgana, de la compra, la lavadora o lavarropa, de la cocina, la limpieza, la plancha, de abrir las ventanas para que corra el viento y de autorizar entradas y salidas en nuestro "humilde" hogar. Entrecomillo humilde porque humilde y hogar, no casan. La explicación la dejo para otro momento.

Ya desde pequeñina, desbordada por la responsabilidad

Me ocupo de la crianza de un pequeño bribonzuelo de 6 años que, a pesar de lo orgullosa que estoy de él por todo lo bueno, resulta que también se comporta como niño al uso: llega a casa con notas de la profe recordándome que podría prestar más atención, podría hacerlo mejor, podría estarse un poco más quieto... y me toca a mí ponerme seria, a pesar de lo mucho que empatizo con él. Porque, aunque parezca mentira, hubo una vez en que yo fui niña y lo que no hablaba en casa, lo hablaba en el cole. Y me aburría muchísimo aprendiendo sintaxis, gramática, ortografía y haciendo dictados. Las mates eran otra cosa... Mucho mejor charlar con la compi de pupitre, o la de delante... Y ahora soy, la ama de nuestra casa, la que le dice: "churumbel, al cole se va a aprender, las risas y los juegos quedan para el recreo, el parque... el resto de tu vida". Con poco éxito. Claro. De eso sabía bastante mi madre: de regañinas infructuosas.

Soy ama de casa sin querer serlo y queriendo serlo. Porque no encontré co-amo que quisiera compartir, porque saber, saben todos. Puede ser porque impone mucho llegar a una casa en la que ya hay una ama y no se aceptan sumisiones. Nos desfallezco, sé que haberlos, haylos. Y oye, algún día igual aparece quien. Y entonces habrá jornada de puertas abiertas y cenitas para dos.

Tanto amo y ama me están trayendo al recuerdo las 50 sombras de Grey. Ese libro infumable, desde el punto de vista literario, tan de ama de casa, según dicen los expertos en márketing. Al margen de lo literario, puede tener su punto... y como contrapunto, Rayuela. Y su Maga, que no es ama ni señora.

Vaya, Laura. Cuánto me has hecho pensar. Gracias. Cualquier estímulo es bueno.



3 comentarios:

  1. Me encanta como has desmenuzado tu pensamiento. Introspección, humildad indiscutible y autorespeto. Y qué bien saber que lo mío te ha inspirado todo eso. Te cuento algo... yo también tengo un hijo y lo crío con mucho amor, pero soy tan poco convencional que me atrevo a decir que no tengo alma de ama de casa. Obviamente no escapo de muchas actividades que nombras, pero no es lo mío. Y aunque también las haga con amor para los dos, la Laura interna canta sus verdades en letras. Te mando un gran abrazo. Gracias por posibilitarme leer ésto.

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  2. Lo siento Esther, acabo de llegar a casa.
    Querías una opinión y aquí la tienes.
    "Me parece un post tan bien escrito como bien dirigido e hilvanado... Y ahora dejándome de gilipolleces literarias...
    Es genial, un articulo de andar por casa, nunca mejor dicho, escrito con la misma maestría que estoy seguro muestras en tu día a día. Ánimo.
    PD: Seguro que alguien aparece, si no ha sido ya, es porque lo bueno, como dicen, se hace esperar, y hay mujeres que no están hechas para cualquiera ;)
    ¡Un abrazo Esther!

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    1. Abrazos, hombre útil.
      Gracias inmensas...
      Esta semana eché de menos tu contestador...

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