Llegábamos al final del camino, atardecía
un día cálido y gris. Pálido... al paisaje le habían robado los colores y todo
se veía en un tono casi nacarado... no había niebla, pero pesaba la ausencia de
luz y la cercanía de la noche mimetizaba y confundía los matices de azules,
verdes y ocres.
Caminaba sola, éramos muchos. Unos
delante, otro grupo detrás y yo, sola, observando el mar, en calma.
Increíble cantábrico en paz.
Un grupo de gaviotas sobrevolaban una zona
próxima al acantilado, las busqué con el objetivo de la cámara y me encontré
con ella, Libertad, volaba sola, en círculos concéntricos. A una distancia
prudente del mar, de sus compañeras y de mí. Casi sentí que nos vigilábamos
mutuamente. ¿Quién será más libre? Ella tenía todo el cielo, yo la tierra y,
para ambas, el mar. Tan quieto.
Después de trazar círculos, elipses y bucles, arriba y abajo... se alejó, sola,
mar adentro. Y se fundió con los grises, los azules y los verdes. Al fondo, en
el horizonte, se intuía una línea naranja. Creo que volaba hacia la luz. Libre.
Nota: Esta entrada está inspirada en el momento, en la imagen y en el preciosísimo haiku escrito por ©SandraSánchez(Pulgacroft) www.letricidiospremeditados.blogspot.com:
El vuelo libre
de una sola gaviota
ya ocupa el cielo.
Muchas gracias a ti Esther por dejarme la foto que es magnífica. Hoy publicaré el Haiku con tu foto en mi blog. Gracias también por publicar tú mi Haiku aquí y enlazarlo con mi página.
ResponderEliminarBesinos!
Sandra.
Gracias a ti, Sandra. Es un orgullo que te gusten mis fotos porque la artista eres tu, de la palabra y de la imagen.
EliminarMuchas gracias Esther, pero yo sólo intento aprender. Un besazo!
EliminarMuchas gracias Esther, pero yo sólo intento aprender. Un besazo!
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